[25] Para ganar ese apoyo fueron ascendidos a generales de brigada Pedro Zaraza, Manuel Cedeño, Andrés Rojas y José Tadeo Monagas.
[9] Entre tanto, Santiago Mariño había aceptado ser «Jefe del Estado Mayor de la Expedición».
[35] Mientras tanto, en Barcelona el Libertador construyó una ciudadela llamada Casa Fuerte, donde instaló su guarnición.
[29] En respuesta, el brigadier realista Pascual del Real planea reunirse con las fuerzas del brigadier Francisco Tomás Morales y los coroneles Juan de Aldama, Rafael López y Francisco Jiménez,[36] sin embargo, al final sólo conseguiría unírsele este último.
La villa se encontraba a dos leguas de una costa con numerosas bahías y puertos menores.
[29] El colombiano José Manuel Restrepo concuerda con cifrar en 1200 a la división de rescate.
[42] Felipe Larrazábal decía que Bolívar tenía 600 soldados inexpertos[45] y Mariño trajo 1200.
[37] En cambio, Lecuna dice que a mediados de enero contaban con 2800 infantes y 400 jinetes,[48] pero el 7 de febrero se les había sumado el coronel Jiménez con otros 600,[49] incluyendo muchos guerrilleros, por lo que debían ser 3700 a 3800 hombres.
El puente fue ocupado tras poca resistencia y enviaron dos compañías a la Casa Fuerte.
[45] Juan Manuel Valdés, José Rafael de Guevara y Agustín Armario dijeron que debían ayudar, pero el general de brigada José Francisco Bermúdez[nota 5] respondió que Bolívar era su enemigo y debía defenderse solo.
[56] Entonces Bermúdez, al parecer avergonzado, se ofreció a liderar la vanguardia diciendo: «Mi general, estoy en marcha».
[46] El 9 de febrero, Bermúdez llegó a la ciudad y un día después Mariño.
[1] Según Larrazábal, Bolívar fue a recibirlo al puente diciéndole: «Vengo a abrazar al libertador del Libertador», luego se abrazaron cordialmente y por varios minutos ninguno habló, sólo lloraron hasta que Bermúdez gritó: «¡Viva la América libre!».
El almirante republicano Luis Brión había enviado desde isla Margarita dos goletas, una balandra y un místico para apertrechar a Bolívar, pero en el camino se encontraron con la corbeta Bailén, un bergantín, cuatro goletas y un falucho al mando del capitán de navío monárquico José María Chacón (pronto se le sumó la Escuadrilla Sutil[nota 6] del capitán de fragata José Guerrero).
Los barcos republicanos llegan a la boca del río muy cerca de la costa, usando su menor calado para navegar por una zona donde el enemigo no podía acercarse.
[1] En la mañana del 18 de febrero, la escuadra monárquica volvió reforzada y precedida por sus fuerzas sutiles.
Los principales barcos realistas se quedaron bloqueando la costa mientras las fuerzas sutiles volvieron a Cumaná por artillería.
[65] Habían perdido 400 muertos, heridos y dispersos en el asalto de la Casa Grande.
[67] Por su derrota, retirada a orillas del río Unare e inacción posterior, Real fue llamado «inepto» por Moxó.
[73] Sin embargo, Lecuna considera que cuando Bolívar partió, Aldama aún no había recibido ningún mando para dar esa orden.
[72] Según Urdaneta, Bolívar decidió evacuar Barcelona y trasladar todo el armamento a Guayana, su nuevo objetivo, pero como aquello llevaría tiempo se decidió trasladar primero al ejército a Carito, con un mejor clima y más ganados.
Atrás quedó Freites con una guarnición protegiendo las reservas de municiones y la artillería que se moverían después.
[78] Según Larrazábal apenas tenían 400 soldados con orden de encerrarse en la Casa Fuerte junto a 300 no combatientes que buscaron refugio ahí.
[83] Los sacerdotes Juan Antonio Godoy y otro de apellido Serra fueron ajusticiados mientras asistían a los heridos.
La destrucción y saqueo fue comparable a lo que hizo el caudillo realista José Tomás Boves en 1814.
Restrepo Vélez menciona que cuatro mujeres fueron conservadas sanas y salvas para el disfrute personal de Aldama.
[91] Sabía que si iba a esa provincia, los oficiales ahí respaldarían la autoridad del Libertador y prefería dirigirse a Maturín o Cumaná,[70] siendo esta última provincia su favorita,[72] porque ahí su autoridad era más fuerte y autónoma.
[70] Aunque algunos oficiales respaldaban sus planes, se le opusieron Bermúdez, Valdés, Soublette y Arismendi.
Pasaron por Santa Ana, Urica y San Francisco, donde le llegó un mensaje del coronel Sucre avisándole que Mariño le pedía asumir el mando de los batallones Güiria y Colombia, este último una unidad de indígenas, para asediar Cumaná.
Urdaneta le ordenó a sus acompañantes seguir mientras él se quedó para tratar de conseguir tiempo.