En español, se utiliza el término mejana, sobre todo, en la zona de la cuenca del Ebro.
Debido al constante flujo del agua, las islas fluviales son a menudo estrechas y alargadas.
Su forma y superficie pueden cambiar con más frecuencia que en otras islas, sobre todo después de una fuerte lluvia o inundación.
A lo largo del tiempo, el río excava y rellena periódicamente el cauce por el que discurre.
Dan a las mejanas su forma habitual larga y estrecha, pudiendo ser penínsulas o islotes dependiendo de su extensión.