[1] Al final del capítulo, Jesús es rechazado por la gente de su ciudad natal, Nazaret.1Aquel día salió Jesús de casa y se sentó a la orilla del mar.24Les propuso otra parábola: —El Reino de los Cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo.25Pero, mientras dormían los hombres, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.27Los siervos del amo de la casa fueron a decirle: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo?Le respondieron los siervos: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?» 29Pero él les respondió: «No, no vaya a ser que, al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.Pero Jesús les dijo: —No hay profeta que sea menospreciado, si no es en su tierra y en su casa.Algunos manuscritos antiguos que contienen el texto de este capítulo son: Este capítulo se puede agrupar (con referencias cruzadas, cuando hay paralelismo, a los otros evangelios): Mateo 13 presenta siete parábolas,[6] y dos explicaciones de sus parábolas.[7]El teólogo protestante liberal alemán David Strauss pensaba que este capítulo estaba "abrumado de parábolas".[7]Al principio del capítulo, Jesús se sienta en un barco o en una barca en el Mar de Galilea y se dirige a la multitud que está en la orilla o en la playa.Su mensaje puede resumirse así: ¿Por qué la palabra de Jesús produce efectos tan dispares entre los oyentes?La palabra de Jesús en cuanto palabra de Dios puede fructificar en mayor o menor proporción porque los hombres no somos iguales, pero siempre es eficaz:[11] Las parábolas tienen diversas formas: desde una frase hasta una alegoría muy desarrollada.Muchas veces, las parábolas toman un tono paradójico del que Jesús se sirve para fijar la atención y excitar la curiosidad, y, casi siempre, son un reclamo a la imaginación: para alcanzar su mensaje hay que querer penetrar más allá de la imagen expresada.El primer evangelista recoge dos textos del Antiguo Testamento muy significativos a propósito del uso de las parábolas: por una parte, el Jesús se vale de ellas para poder revelar el misterio oculto del Reino pero, por otra parte, son un reclamo a la responsabilidad personal: quien no está dispuesto a querer entender se queda sólo en la anécdota.Viviendo en medio del mundo, sin desnaturalizarse, el cristiano gana con su ejemplo y su palabra las almas para Dios.Estos versículos concluyen el Discurso Parabólico y pueden denominarse un proverbio comparativo.[9] La referencia a escribas, o maestros de la ley judía, que se convirtieron en discípulos refleja el enfoque evangélico mateano en particular; la Biblia de Jerusalén sugiere que esta referencia puede retratar al propio evangelista.[21].El tesoro significa la abundancia de dones; la perla, la belleza del Reino.En todo caso, siempre se exige generosidad por parte del hombre porque DiosDale Allison véase que estos versículos y los capítulos siguientes hasta capítulo 17 relatan "el nacimiento de la Iglesia";[20] la Biblia de Jerusalén sostiene igualmente que la misma larga sección constituye una narración sobre la Iglesia, seguida de Mateo 18, que a menudo se denomina Discurso sobre la Iglesia.