Manuel del Socorro Rodríguez

[4]​ No obstante, su obra permitió inscribirlo dentro del proyecto ilustrado revolucionario de la Nueva Granada, y a su vez se convirtió en una fuente de información para entender la reforma educativa emprendida por el entonces fiscal Francisco Antonio Moreno y Escandón, el problema urbano y el de la salud entre otros.Igualmente, cultivó las artes plásticas sin tutores ni maestros, a tiempo que daba muestra de su amor por la lectura y su pasión por los libros, rasgos que estaban acompañados por un carácter de pedagogo y auto-didáctica[7]​ El vicario Fontaine afirma su principal afición eran los libros, a cuya lectura y estudio dedicaba de noche, por cuanto las horas del día las consagraba a trabajar para el sustento de los suyos”.Durante cuatro años “se puso al frente de la escuela que dirigió su papá y en su propia vivienda habilitó unas piezas para aulas y allí enseñaba en forma gratuita a quienes no tenían recursos para ingresar a los planteles oficiales”.[8]​ Sin embargo, la actividad no resultaba muy rentable y además tenía que responder con las cargas económicas de su hogar, por lo cual se vio obligado a abandonar la enseñanza.Posteriormente se dedicó al dibujo, la pintura, la talla y la escultura en madera de lo cual aún se conserva el altar barroco de la iglesia de Bayamo en 1771; como señala Antonio Cacua Prada, “Años después estos conocimientos pictóricos le suministraron los únicos denarios para su mísera subsistencia”[8]​ En 1774 el Marqués de Guisa aseguró que el joven del Socorro contaba con una excelente reputación y le sugirió llevarlo a España pero éste se negó porque “según su conciencia no podía separarse de sus hermanas jóvenes”.[8]​ Para 1780 decidió trasladarse junto con su familia a la ciudad de Santiago de Cuba en donde durante 1784 escribió para el rey un memorial de su vida en la que describía la preparación que tenía de “ciento setenta obras, breves discursos en prosa o en verso, y que por haber leído tan poco le hacían creer que eran ideas originales”;[8]​ Igualmente aprovechó la comunicación para solicitar una pensión para él y su familia que además le permitiera concluir las obras.Se trasladó a La Habana donde fue examinado por personas de literatura quienes finalmente autorizaron una pensión de 600 pesos para él, su madre, sus hermanas y para completar su producción literaria.Rodríguez se dedicó la vida a la biblioteca; no solo vivía allá, sino además pasaba todo el día leyendo y trabajando organizar la colección literaria de la biblioteca.Así Rodríguez fue muy intelectual y familiar con la literatura mundial; él tenía acceso a la literatura europea y a los otros textos periódicos del Nuevo Mundo.[8]​ Dentro de los asistentes a la tertulia se encontraban entre otros don José María Gruesso, don Francisco Antonio Rodríguez y fray José María Valdés, los tres oriundos del Cauca.Para reafirmar su imagen como fundador del periodismo en la capital del Virreinato de la Nueva Granada, se le debe la publicación de las primeras hojas periodísticas y a su amor por las letras, aunque ello no hubiera sido posible sin el apoyo decidido de su amigo el virrey Ezpeleta, un ilustrado que siempre favorecía la cultura y las artes en general.El Virrey Ezpeleta se trasladó a la ciudad de Cartagena, y como resultó del perdido de su amigo en el Nuevo Granada, Manuel del Socorro Rodríguez se quedó sin empleo en la biblioteca.[8]​ Cabe destacar que mientras estuvo al frente de la Biblioteca Pública realizó una obra activa como bibliotecario y muchos jóvenes pudieron enriquecer su espíritu en virtud a la decidida vocación que sintió por los libros.Aunque adelantaba sus labores con empeño, su meta era España, porque tenía claro su deseo de cursar estudios en centros más adelantados del Viejo Mundo, por eso insistía sobre su traslado a la Corte para completar su formación, razón por la que en el epistolario del Bibliotecario abundan las peticiones negada, sobre su visita a España y la provisión de recursos para sostener a su familia primero, luego a la Biblioteca, y en el ocaso de su vida para él mismo Sin embargo, en su trabajo en la Real biblioteca rápidamente se puso al frente de la labor formadora de los neogranadinos, en especial en construcción de un nuevo canon sobre la literatura americana.[1]​ Manuel del Socorro Rodríguez se dedicó a escribir sus Memorias después de que perdió su posición como bibliotecario.Apoyada su cabeza sobre dura piedra, estrechando en sus manos un rústico símbolo de la redención humana”.Sobre la publicación no se ha encontrado ningún ejemplar impreso, solamente la mención que se hace Don Carlos Manuel Trelles y Govín en su Ensayo de Bibliografía Cubana de los siglos XVII y XVIII.La primera entrega del Papel contaba con el título “communis utilitas societatis maximun est vinculum” y fue modificándose conforme fueron apareciendo nuevas ediciones.En esta publicación los asuntos relativos a la Ilustración se trataban con familiaridad, lo cual se evidencia en el hecho de que a partir de la primera publicación se presentará a la razón como principio universal, afirmando que todas las acciones de los hombres debían “ser ilustradas por ese rayo celestial con que ha sido ennoblecida su naturaleza”.El 27 de enero de 1807 se imprimió la primera edición de El Alternativo del Redactor Americano, como suplemento mensual inicialmente, que más tarde se convirtió en una publicación quincenal en la que aparecían artículos instructivos, disertaciones filosóficas y algunos poemas del mismo Manuel del Socorro Rodríguez.[5]​ Los primeros cinco números contenían comentarios sobre patriotismo a manera de preparación para los levantamientos que se venían gestando.El periódico desapareció a la par del Redactor Americano En el marco de las ideas emancipadoras que venían gestándose entre las élites que promoverían el levantamiento del 20 de Julio, Manuel del Socorro acogió dichos planteamientos mostrándose a favor de la revolución.Apunta Gustavo Otero Muñoz en su homenaje al Segundo Centenario del nacimiento de Rodríguez de la Victoria que “aquella literatura no era la más apropiada para despertar el entusiasmo patriótico en las muchedumbres, y comprendiéndolo así la Junta, suspendió la publicación de Rodríguez y encomendó a Caldas y a Camacho la del Diario Político, que apareció diez días después”.Sin embargo, el neoclasicismo fue un movimiento principalmente de autores blancos, era considerado como un género noble con mérito académico e intelectual.Los poemas tratan de sus concepciones sobre el gobierno, las creencias cristianas y su amor por la literatura.En el marco de estos ensayos se opone a las ideas particulares existentes sobre América, como los prejuicios raciales, las características del clima que resultaban un impedimento para la actividad intelectual y los aspectos de la cultura que configuraban a la raza americana como inferior y degenerada.Don Manuel del Socorro Rodríguez: itinerario documentado de su vida, actuaciones y escritos.Fundación del Monasterio de la Enseñanza: Epigramas y otras obras inéditas o importantes.Don Manuel del Socorro Rodríguez: Homenaje en el II centenario de su nacimiento."Perspectiva crítica de Manuel del Socorro Rodriguez en la poesía epigramatica".
Portada del índice que realizó Manuel del Socorro Rodríguez sobre los libros de la Real Biblioteca Pública de Santafé.