Nacido probablemente en Toledo hacia 1530, se le documenta como «pintor de imaginería» en abril de 1555, junto con los dos más importantes escultores toledanos del momento, Nicolás de Vergara el Viejo y Juan Bautista Vázquez el Viejo, firmando un documento por el que de común acuerdo nombraban fiadores para contratar el retablo de Santa María de Huéscar, actualmente en la provincia de Granada pero perteneciente en su momento al arzobispado de Toledo.
[2] Una relación también estrecha será la que mantenga con el pintor Hernando de Ávila, su cuñado, con quien firmó escritura de compañía en 1560, encargándose entre otros cometidos del retablo de El Casar de Escalona conservado in situ.
Otro contrato de asociación firmó en 1568 con el escultor Diego Velasco, con quien aparece colaborando también en actividades financieras, y en 1581, por cuenta del arzobispo de Toledo, intervino en el pleito por la excomunión del pintor amberino Isaac de Helle,[3] iniciando una relación de amistad y colaboración que se alargó algunos años.
[5] El mismo año 1581 comenzó a pintar el cuadro de la Anunciación, aún subsistente, sobre la puerta que da a la capilla de San Pedro también en el claustro y, con otros trabajos menores, se ocupó de la iluminación de algunos libros catedralicios.
Al servicio de la catedral intervino en decoraciones festivas y escenografías teatrales: así consta que entre 1586 y 1587 pintó con Blas de Prado el gran arco con el que el cabildo catedralicio recibió las reliquias de Santa Leocadia, de blanco y negro, con las basas y capiteles fingiendo bronce y dos grandes cuadros de historia en grisalla, y en 1603 todavía pintó una Gula con una túnica «con muchos géneros de caza, pasteles, empanadas, frutas, ensaladas y otras cosas»[7] Además, para el cabildo pintó en 1595 el retrato del cardenal Quiroga y en 1599 el de García Loaysa para el episcopologio de la Sala Capitular.