Su uso continúa hasta nuestros días, tanto como alfabeto nativo del griego moderno como un modo de crear denominaciones técnicas para las ciencias, en especial la lógica, la matemática, la química, la física, la biología, la economía, la astronomía y la informática.
Originariamente existieron variantes del alfabeto griego, siendo las más importantes la occidental (calcídica) y la oriental (jónica).
Las siguientes letras no forman parte del alfabeto griego común, pero estuvieron en uso en la época antigua (siglos VII y VI a. C.) en algunos dialectos.
Estas letras desaparecieron del alfabeto; la digamma, que adaptaba la wau fenicia, se utilizaba sólo en algunos dialectos occidentales, y desapareció antes del período clásico; la san, homófona con la sigma, fue desplazada por esta última; la qoppa, una adaptación de la qop fenicia cuyo sonido –una explosiva uvular– no existía en el griego.
Las letras digamma, qoppa, y sampi permanecieron como signos exclusivos del sistema de numeración jónico, con los valores indicados en la tabla.
La minúscula griega fue un estilo posterior que se usó como escritura libraria en manuscritos bizantinos desde los siglos IX y X.
[4] Las diferencias entre las letras griegas mayúsculas y las minúsculas obedecen a los instrumentos con los que se escribían.
El Lineal B se usaba fundamentalmente para llevar registros y la administración de diversos productos: alimentos, ganado, muebles, etc.
[6]Es por ello que la mayoría de tablillas micénicas escritas en Lineal B han sido encontradas en los palacios.
En ella descubrió un enorme tesoro, formado por joyas, esculturas, herramientas y otros objetos de valor.
[9] Los sonidos corresponden a la pronunciación del griego antiguo, indicada con los signos usados por el Alfabeto Fonético Internacional; bajo el epígrafe mod.
El fenómeno por el que un alto número de sonidos tienden en griego moderno al fonema /i/ se denomina iotacismo.
Los diptongos de vocales largas e [i] (ᾱι, ηι, ωι) se transformaron en monoptongos (/aː/, /ɛː/, /ɔː/) y fueron escritos como ᾳ, ῃ, ῳ.
[12] Este estilo en minúscula siguió siendo la forma dominante del griego escrito a mano en la era moderna.