Esta denominación también se aplica a las secuencias de caracteres que comparten estas propiedades.
El antónimo es el neologismo sinóglifo, el cual se refiere a los glifos que difieren en apariencia pero representan la misma cosa.
Las familias tipográficas que contienen homoglifos se consideran inadecuadas para escribir y exhibir fórmulas, URL, código fuente, identificadores numéricos y otros tipos de texto donde los caracteres no siempre pueden distinguirse mediante el contexto.
Cuando estos mecanógrafos pasaron a ser operadores de computadoras en las décadas de 1970 y 80, sus hábitos mecanográficos permanecieron con ellos en su profesión nueva, provocando que, en algunos libros producidos con composición tipográfica digital, se utilizaran los caracteres equivocados según el contexto.
Las primeras impresiones por computadora fueron más allá incluso y marcaban el cero con una barra o un punto (rasgo que todavía está presente en algunos tipos de letra monoespaciados), lo que creó un nuevo conflicto implicando la letra escandinava Ø y la griega Φ (fi).