En vísperas de un viaje de estudio a Europa estalló la guerra del Paraguay por lo que decidió permanecer en el país y se alistó a las órdenes del general Wenceslao Paunero.
Combatió en la batalla de Estero Bellaco y en Tuyutí, siendo ascendido a teniente 2.º.
Actuó en la revolución de 1874 a las órdenes del general Luis María Campos.
En su sepelio pronunciaron discursos Mariano de Vedia, Carlos Urien y Nicolás Granada.
Su casa fue durante años un salón donde alternaron importantes figuras de la política, la diplomacia y las letras del país.