Pasó allí sus veranos, aunque su familia estaba en la estancia que fuera de su abuelo paterno, y en el antiguo fuerte de Miraflores, a orillas del río Pasaje (también llamado río Juramento), donde su padre compró una estancia.
Abandonaron Tarija y construyeron un hogar que fue tranquilo en los primeros tiempos, nacieron de esta unión dos niñas: Edelmira y Mercedes, que se casarían con un miembro de la oligarquía chuquisaqueña y con el general Jorge Córdova (el cual años después sería futuro presidente de Bolivia), respectivamente.
Aunque Juana estaba en desacuerdo con lo actuado por su esposo, porque iba contra sus principios, lo siguió a Perú.
Entró triunfante en La Paz y se proclamó presidente de la República en el año 1848.
[7] Allí tuvo origen su ya famoso salón literario, que congregó a las personalidades más sobresalientes.
Ese día, Belzú logró que un levantamiento popular tomara la ciudad de La Paz, ocupara los edificios públicos, declare depuesto al dictador Mariano Melgarejo y proclame a Belzú como presidente.
Narciso Campero en sus memorias describe que luego de este hecho, el cadáver de Belzú fue ultrajado y abandonado en el primer piso del Palacio, hasta que su esposa Juana Manuela Gorriti se presentó para reclamarlo.
Ante estos trágicos sucesos, la escritora traza una línea al pasado y lo despide con elocuentes palabras: En 1874 se estableció en Buenos Aires, donde se dedicó a recopilar e imprimir su producción y a escribir relatos autobiográficos, como el texto titulado Lo íntimo, editado luego de su muerte, acaecida en Buenos Aires, en 1892.
Si en Juana Manuela se gestó con tanta fuerza el dolor es porque tuvo un gran asidero en su casi opuesto sentimiento, el amor, que es el eje de sus movimientos hasta la gran batalla con la soledad.
En 1848 publicó el relato La quena, obra que marcó el inicio de la novela en Argentina.
[8] Gorriti va perfeccionando su escritura a medida que va desarrollando su vida, centrándose en la región andina de Argentina, Bolivia y Perú.
Cuando escribió Sueños y realidades debió hacerlo tres veces porque el manuscrito original se perdió en el viaje hacia Buenos Aires.
Es considerada una autora argentina a pesar de haber vivido mucho tiempo en el extranjero.