[5] Algunos autores afirman que entre los años 1280 y 1282 los franciscanos ya tenían convento en Lugo,[6] y hay constancia indubitada de que en 1282 ya tenían uno, porque en esa fecha establecieron un «pacto de amistad» con los dominicos lucenses y se repartieron una propiedad que habían comprado.[15] En 1809, durante la Guerra de la Independencia, las tropas británicas en primer lugar y posteriormente los soldados franceses causaron graves daños en el complejo conventual, que fue destinado a cuartel, y también en la iglesia, que llegó a ser utilizada como establo.[18] Sin embargo, la iglesia conventual tuvo «innobles destinos», como señalaron algunos autores decimonónicos, y llegó a emplearse como presidio y almacenes municipales, siendo entonces cuando desaparecieron algunos de los sepulcros, de los que solo se conservan en la actualidad sus arcosolios, e incluso algunas de las losas del suelo del templo.[18] Pero ello no impidió que en 1892 fuera demolida la sacristía del templo para construir un frontón de pelota.[24] La única nave del templo está compuesta por cinco tramos divididos por «cuatro arcos de diafragma apuntados»,[25] y a los pies de la iglesia se halla el coro, que fue construido en el siglo XVIII.Y junto a la portada se encuentran la torre, que está a su derecha, y la capilla de la Venerable Orden Tercera, que se halla a su izquierda y cuya portada está al mismo nivel de la fachada principal de la iglesia.[40] Era hermano de Pedro Fernández de Bolaño, y al igual que él, falleció en la primera mitad del siglo XV y tomó parte en los abusos cometidos por el conde Pedro Enríquez contra numerosos monasterios gallegos, aunque por otra parte es posible que fuera un destacado benefactor de este templo junto con su hermano.[35] En el cuarto y quinto tramo mural hay dos arcosolios idénticos a los que hay en la capilla del lado del Evangelio, aunque en esta solo uno de ellos está ocupado por un sepulcro con estatua yacente en la actualidad, que es el que la mayoría de los historiadores atribuyen al conde Pedro Enríquez.[45] Y en el sepulcro del conde se hallaba el siguiente epitafio, que no se conserva en la actualidad:[46][47][48] Aunque no hay certeza absoluta sobre ello, la mayoría de los historiadores aseguran,[49] y algunos incluso rotundamente,[50] que los restos del conde reposan actualmente en un sepulcro ubicado en la capilla del lado de la Epístola de la iglesia de San Pedro,[51] aunque otros afirmaron «terminantemente» que en el siglo XVII su sepulcro se hallaba en la capilla mayor del templo,[10] cuya construcción había sido patrocinada por el conde aunque se ignora hasta qué punto.[53] Sobre el vientre del difunto está la empuñadura de su espada, que es sujetada por sus manos cubiertas con guanteletes, y sus pies están apoyados en un perro o lebrel como símbolo de fidelidad.[54] Aún sobrevive en la actualidad, aunque prácticamente cerrada al culto, como señaló Pérez Martínez, la capilla de la Venerable Orden Tercera, que está situada en el exterior del templo y junto a su lado sur.[20] En 1693 los frailes franciscanos dieron licencia a la mencionada Orden para construir una capilla junto al templo, que fue abierta al culto en 1695, y es una capilla de planta cuadrada y cubierta por una bóveda de cañón.
Vista general del claustro del antiguo convento de San Francisco.
Cabecera de la iglesia de San Pedro de Lugo
Interior de la iglesia
Capilla mayor
Sepulcro de Pedro Fernández de Bolaño
Sepulcro de Rodrigo Alfonso de Saavedra
Sepulcro atribuido al conde Pedro Enríquez de Castilla, nieto del rey Alfonso XI