[2] En los templos romanos el ábside era una hornacina en la que se alojaba la estatua de una deidad.La disposición típica del ábside es la que lo sitúa en el extremo oriental o cabecera de la nave central, sobresaliendo al exterior.Ha de tenerse en cuenta que, salvo contadas excepciones, los templos cristianos se han orientado siempre según un eje este-oeste (el llamado «eje litúrgico»), estando la cabecera a oriente y la fachada principal de acceso en el frente opuesto, a occidente.En tales casos, los ábsides secundarios son de menor diámetro y altura que el central.Un caso menos frecuente pero no insólito es el de los ábsides adosados al transepto.
Ábside de la iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos en
Olmos de Ojeda
(España)