La ciudad romana, capital de conventus iuridicum y a la que el emperador Galba rebautizó como Colonia Clunia Sulpicia, tuvo gran importancia en la romanización del norte de España y un destacado papel en la Historia.
En el año 712 la invasión árabe llega hasta las tierras de Coruña del Conde.
Durante los años el municipio fue tierra de disputas entre árabes y cristianos.
El mismo rey decide trasladarlos a las tierras cristianas del norte de España, dejando desierta el área para crear una tierra de nadie en la región del Duero entre sus dominios y los musulmanes.
Los musulmanes matan a sus pobladores, destruyen los cultivos y saquean las casas, donde toman un gran botín.
Los cristianos vuelven a tomar la ciudad, ya de forma definitiva, en 1011, tras una sangrienta batalla en un paraje del municipio hoy conocido como La Matanza.
En esta época el nombre de la ciudad comienza a corromperse, apareciendo en documentos como Cluña, Crunnia, Crunna, Cruña, Curuña y ya el actual Coruña.
La ciudad medieval está amurallada y cuenta con la judería más numerosa de la Ribera del Duero.
En ella habitan también moriscos, por lo que goza de una intensa actividad mercantil y cuenta con un concurrido mercado.
Durante el Renacimiento la importancia de Coruña del Conde va decreciendo paulatinamente y son pocas las noticias que va dejando en la Historia.
Actualmente es una actividad complementaria cuya producción se limita al autoconsumo en la mayoría de los casos.
Los tipos de ganadería predominante son la lanar, la porcina y la avicultura.
Un pequeño porcentaje de población se dedica a las actividades hosteleras, contando el pueblo con un único bar.