Comenzó en el período del Románico, entre otras regiones en Poitou, pero también en el norte de España.Las primeras se introdujo a partir del siglo XIV, teniendo su máxima difusión en las zonas mediterráneas de Valencia, Cataluña y Baleares.En muchas ocasiones, estas naves laterales son algo más bajas que la central, sin que se lleguen a abrirse vanos de iluminación directa en la nave central.[2] Los exteriores suelen ser desornamentados, con tendencia hacia la horizontalidad y predominio del macizo sobre el vano, en los que su sistema constructivo no necesita arbotantes.En los templos salón originales alemanes las naves laterales suelen ser más estrechas que la principal.