La arquitectura gótica se difundió en España a finales del siglo XII, con relativa prontitud desde su nacimiento en Francia.
Desde sus inicios hasta llegar al periodo del alto gótico, la arquitectura española se mantuvo fiel a los modelos franceses.
El desarrollo de la arquitectura en España durante estos siglos reflejó las diferentes circunstancias históricas a las que estaban sujetos los diversos reinos hispanos.
La consagración del templo tuvo lugar en 1260, aunque constan la realización de celebraciones religiosas en él desde 1230.
El templo presenta cinco naves de alturas escalonadas, que distribuyen su empuje y girola doble.
La parte más antigua del templo es la cabecera que mantiene en su arquitectura los triforios originales.
En la cabecera se encuentra la girola doble como corresponde a una planta de cinco naves.
La construcción de la catedral gótica se inicia hacia 1205, pero los problemas constructivos de los cimientos hicieron que pronto las obras quedaran paralizadas, y no se reemprendiera la tarea hasta 1255, bajo el pontificado del obispo Martín Fernández y el apoyo del rey Alfonso X el Sabio, siendo esta nueva catedral de estilo enteramente gótico.
En 1289 fallecía también el obispo Martín Fernández, cuando la cabecera del templo ya estaba abierta al culto.
La diversidad climatológica, la influencia francesa e italiana y la configuración social marcan el estilo gótico en estas zonas, con rasgos propios.
La preocupación por la perfección y la pureza constructiva sustituye al afán decorativo de la arquitectura castellana.
El exterior siguiendo las características del gótico catalán presenta un aspecto macizo y robusto.
[4] La arquitectura civil tiene gran relevancia en todo la zona de Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca.
La fusión de motivos góticos, flamencos y mudéjares alcanzan su máximo desarrollo, durante este siglo, dando lugar a un auténtico estilo nacional, denominado gótico isabelino, llamado así por coincidir con el reinado de los Reyes Católicos.
Se caracteriza por una rica ornamentación, que reúne formas flamígeras, mudéjares y renacentistas.
A este periodo corresponde también la catedral de Palencia, que aunque iniciada en 1321, tiene su avance fundamental durante el siglo XV.
[6] Durante este periodo también irrumpe el plateresco que viene a ser una reinterpretación del arte renacentista junto al purismo renacentista, sin que se puedan establecer fronteras cronológicas claras entre todos estas tendencias.