Iglesia de San Miguel (Tejeda de Tiétar)

Frente a la portada del lado de la epístola hay en la calle San Juan un pretil que la separa de la paralela calle Morales, a la que se accede bajando por unas escaleras; en el centro del pretil se ha ubicado una cruz de piedra.

[7]​ La parcela catastral del edificio abarca una superficie gráfica de 560 m².

No obstante, parece ser que la iglesia se construyó sobre los muros existentes del templo medieval de la localidad, que dataría aproximadamente del siglo XIV y era un edificio más pequeño.

En los primeros años del siglo XXI, se organizaron eventos con los que recaudar dinero para reparar el tejado.

Existió una tercera portada en el lado del evangelio, también en arco de medio punto, pero está tapiada.

[2]​[3]​ Al campanario se accede por una escalera de piedra ubicada en el exterior.

La torre se divide en dos cuerpos, de los cuales el inferior es probablemente la parte más antigua del edificio, estando construido con los mismos materiales que la nave.

Por el contrario, el cuerpo superior de la torre está construido en ladrillo y se considera una adición del siglo XVII, reformada en 1794.

Por el contrario, la sacristía sita en la otra punta del edificio carece de relevancia; esta última es un simple salón cubierto con techo de madera al que se accede por un arco conopial, fechándose esta zona del edificio en torno al siglo XVI.

Está fechado en el año 1568, cuando según los documentos se completó su estructura y empezaron los trabajos pictóricos.

Se organiza en cinco calles, con predela, tres cuerpos intermedios y remate en ático.

Se ubica en un presbiterio separado de la nave por una barandilla de 1779, donde acompañan al retablo dos imágenes del siglo XVII, que representan a San Pedro y la Virgen con Niño.

En los inventarios del siglo XVI se muestra ubicada en el actual retablo mayor, pero en los siglos XVII-XVIII pasó a ubicarse en su propia ermita sita en término de Gargüera.

El más conocido de ellos es una piedra conocida localmente como la "Muerte Pelona", que ha sobrevivido durante siglos a una tradición de los vecinos de tirarle piedras, apedreamiento que podría tener un origen ritual en el paganismo local y que en el siglo XX todavía continuaba.

La figura antropomorfa que se ha grabado en la piedra, junto con la inscripción en latín relativa a las Selais Duillas, representaría un danzante tocado con una especie de sombrero.