Hasta ese momento, la «sodomía» siempre se había referido al concepto antiguo de este, que incluía todos los actos sexuales no dirigidos estrictamente a la reproducción.Aunque no consta que hubiese una persecución abierta y organizada hacia los homosexuales durante la Guerra Civil,[4] sí parece que la homosexualidad podría haber sido un factor a favor del maltrato, el encarcelamiento o la ejecución de personas.El ejemplo paradigmático es el de Federico García Lorca, quizás el homosexual más conocido en la época, el cual había apoyado en un manifiesto al Frente Popular y que fue ejecutado por «rojo y maricón» según justificó Ruiz Alonso, tipógrafo católico y jefe de la banda que detuvo a Lorca.El ambiente resultante no hacía necesaria una persecución activa, sino que la autocensura y el control social eran suficientes.[8] Desde la derecha se mantuvo el silencio del armario, ayudados por una amplia red de chaperos.Jacinto Benavente y Rafael de León, a pesar de que su homosexualidad era conocida, fueron aceptados por el régimen y pudieron seguir publicando mientras mantuvieran su homosexualidad oculta.[11] Un total de unas 5.000 personas fueron detenidas por tener un comportamiento homosexual durante el franquismo.[12] La Iglesia y la medicina colaboraron con el régimen en eliminar cualquier espacio de dignidad para los homosexuales.Algunos «hostales meublés» aceptaban parejas de hombres homosexuales sin hacer preguntas.[12][19] En estos establecimientos se intentaba cambiar la orientación sexual de los presos mediante terapia de aversión: tras estímulos homosexuales se daban descargas eléctricas, que cesaban cuando había estímulos heterosexuales.[24] En 1972 editaron algunos boletines mensuales bajo el nombre de Aghois (Agrupación Homosexual para la Igualdad Sexual), que se enviaba a Francia para su redistribución en España.Suárez fue ratificado posteriormente tras ser elegido en las primeras elecciones democráticas del 1977 desde el año 1936.También en 1977, el 26 de junio, el FAGC convocó la primera manifestación del Orgullo Gay en Barcelona, cuando la homosexualidad todavía era ilegal, en la que participan unas 5.000 personas.[24] En este período entró en vigor la Constitución de 1978, un texto que aseguraba la democratización y liberalización del Estado.Por ejemplo, el Catolicismo dejó de ser la religión del Estado, y ahora España se declaró aconfesional.Sin embargo, la ley de Vagos y Maleantes todavía se empleó contra tres personas en 1978.[11] La resistencia contra la normalización de la homosexualidad no sólo llegó desde la derecha y la iglesia, sino también desde la izquierda.
Placa homenaje a los homosexuales encerrados durante el
franquismo
en la antigua cárcel provincial de
Huelva
.