En 1950 fue designado segundo secretario del embajador británico en Washington, desde donde lo enviaron de vuelta a casa por su reincidente mal comportamiento.
[3] La joven familia no tuvo problemas para hacerse con una vivienda cómoda, gracias al dinero de que disponía Gillman.
[11][nota 2] Se topó con una estricta disciplina y también con mucha exigencia, reforzadas ambas por el uso habitual del castigo físico, incluso si las infracciones eran menores.
[17] Burgess aseguró que su homosexualidad comenzó en Eton,[18] donde las relaciones sexuales entre hombres eran comunes, aunque sus coetáneos no recordaban muchos indicios de ello.
En 1931 conoció a Anthony Blunt, cuatro años mayor que él y posgraduado de Trinity.
[47] Rees tenía planeado visitar la Unión Soviética durante el verano de 1934 con un colega, pero este al final no pudo acudir y Burgess tomó su lugar.
[56] Se le otorgó el nombre en clave de «Mädchen» —«niña» o «muchacha», en alemán—, que más tarde cambiaron por «Hicks».
[65][66] Después se centró en encontrar trabajo, pero, aunque solicitó varios puestos dentro del Partido Conservador, no consiguió ninguno.
[69] La asociación con el también homosexual Macnamara incluyó varios viajes a Alemania; algunos de ellos fueron, según Burgess, disolutos.
[80] También intentó concertar una entrevista con Winston Churchill, por aquel entonces un importante backbencher y férreo opositor a la política de apaciguamiento.
[81][82] Según el relato recogido en la biografía escrita por Tom Driberg, la conversación versó sobre varios temas y Burgess le urgió al estadista que «ofreciera su elocuencia» para ayudar a resolver la crisis.
[92] Sus contactos con altos cargos gubernamentales le permitieron mantener a Moscú al tanto de la mentalidad del Gobierno.
[104] En octubre de 1941, Burgess se hizo cargo del emblemático programa político The Week in Westminster, lo que le brindó acceso ilimitado al Parlamento.
[114][115] Desde entonces, Rees había renegado del comunismo y trabajaba ahora como oficial de los Royal Welch Fusiliers.
[57][nota 7] El método de trabajo de Burgess se caracterizaba por el desorden y se decía que tenía la lengua larga: según su colega Osbert Lancaster, «cuando estaba bebido, admitía fácilmente que trabajaba para los rusos».
[132] Siguió trabajando con McNeil hasta octubre de 1948, cuando lo destinaron al Departamento para el Lejano Este.
[133] Se le asignó un puesto en China cuando la guerra civil estaba alcanzando su punto álgido, con una victoria inminente de los comunistas.
Las diferencias entre británicos y estadounidenses en lo relativo a las futuras relaciones diplomáticas con el estado comunista eran latentes.
[145][nota 9] Burgess reincidió pronto en sus hábitos erráticos e inmoderados, causando bochorno en los círculos diplomáticos británicos.
[166] Burgess también reservó una berlina y esa tarde condujo hasta la casa de Maclean en Tatsfield, Surrey, donde se presentó ante su mujer como «Roger Styles».
En algunos informes de prensa se especuló que Burgess y Maclean estaban en una prisión del Lubianka en Moscú.
En ella, el espía adjuntó mensajes de cariño para sus amigos, pero no reveló su paradero o situación.
[186] Les concedieron la ciudadanía soviética en octubre de 1951[187] y adoptaron nuevas identidades; así, Burgess se convirtió en «Jim Andreyevitch».
[197][198] Ese mismo año, Burgess concedió una entrevista grabada a la Canadian Broadcasting Corporation (CBC) que cayó en el olvido hasta su reposición en 2015.
[199] En ella desveló que si bien deseaba seguir viviendo en Rusia, mantenía el afecto por su tierra natal.
[205] Allí mantuvo las distancias con Burgess, aunque es posible que se encontraran brevemente cuando este convalecía en su cama, en agosto de 1963.
[193] Para el establishment británico resultó difícil asimilar que alguien con el trasfondo y la formación de Burgess pudiese llegar a traicionar a un sistema que le había permitido vivir en confort y con privilegios.
[223] Burgess se aferró a la idea de que no era viable emprender acciones legales contra él en Inglaterra —en secreto, las autoridades británicas compartían esta opinión—,[200] pero, aun así, no se atrevió a visitar el país, puesto que temía no poder volver después a Moscú, donde verdaderamente deseaba vivir, «puesto que soy socialista y este es un país socialista».
[229] Cairncross, quien hizo una confesión parcial en 1964 y continuó cooperando con las autoridades británicas de ahí en adelante, trabajó como escritor e historiador hasta su fallecimiento en 1995.
A la primera novela, The Troubled Midnight, escrita por Rodney Garland en 1954, le siguieron, entre otras, Smith and Jones (1963), de Nicholas Monsarrat, y Winston's War (2003),[232] de Michael Dobb, que se cimenta sobre la reunión que Burgess y Churchill mantuvieron en la preguerra.