Después de estudiar idiomas orientales en el Trinity College de Cambridge, fue enviado a Lahore en el Punyab en 1908, donde aprendió a hablar fluidamente en urdu, panyabí oriental, baluchi y persa.
[3] En 1963, después de su muerte, se descubrió que su único hijo, Kim Philby, había sido un agente doble, trabajando como espía para la Unión Soviética.
Gertrude Bell fue su primer controlador y le enseñó las mejores artes del espionaje.
Así demostró que bin Saud y no ibn Ali era en realidad quien mandaba en las tierras altas de Arabia.
Esta actitud de Philby contrastó con el apoyo que dio George Curzon a ibn Hussein.
Trabajó con Thomas Edward Lawrence y se reunió con su homólogo americano, Allen Dulles.
Se descubrió que había tenido correspondencia no autorizada con bin Saud, mandándole información confidencial, la cual lo hizo sospechoso de espionaje.
Poco después, bin Saud llamó a derrocar a la dinastía hachemí, con Philby aconsejándolo en cuán lejos podría llegar para ocupar Arabia evitando al mismo tiempo el enojo de los británicos, los más poderosos en la región.
En 1925, Philby dijo que bin Saud había traído un orden sin precedentes a Arabia.
En marzo de 1933, la Iraq Petroleum Company mandó a su representante, Stephen Longrigg, para negociar con el gobierno saudí en Yeda.