[1] Los antecedentes del conflicto se remontan a la situación de México bajo la dictadura conocida como el porfiriato.
Cuando Porfirio Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al finalizar su mandato sin buscar la reelección, la situación política comenzó a agitarse.
Una vez que los sublevados ocuparon Ciudad Juárez (Chihuahua), Porfirio Díaz presentó su renuncia y se exilió en Francia.
Huerta asumió la presidencia, lo que ocasionó la reacción de varios jefes revolucionarios como Venustiano Carranza y Francisco Villa.
En esa reunión Eulalio Gutiérrez fue designado presidente del país, pero las hostilidades reiniciaron cuando Carranza desconoció el acuerdo.
En el reacomodo de las fuerzas fueron asesinados los principales jefes revolucionarios: Emiliano Zapata en 1919, Venustiano Carranza en 1920, Francisco Villa en 1923, y Álvaro Obregón en 1928.
[14] Durante la época virreinal muchos pueblos pudieron conservar algunas propiedades comunales, llamadas de forma genérica «ejidos».
Esta situación afectó grandemente a la economía agrícola, pues las haciendas tenían grandes porciones sin cultivar y eran menos productivas que las propiedades menores.
Los hermanos Flores Magón[Nota 2] llegaron a radicalizarse notablemente después de ser expulsados del territorio mexicano.
Algunas figuras importantes que se sumaron a este movimiento fueron Venustiano Carranza, Francisco Vázquez Gómez, Luis Cabrera y José M.
Cuarenta y cinco días después fue puesto en libertad bajo fianza, aunque sin la posibilidad de salir del Estado.
Hubo ocho levantamientos en Chihuahua, uno en Durango, uno en San Luis Potosí y tres en Veracruz,[28] todos principalmente en zonas rurales.
Severiano Talamantes, por su parte, hizo lo mismo en Sahuaripa, mientras que Praxedis Guerrero se sublevó en Janos, en el estado de Chihuahua, pero fue muerto por las tropas federales.
[76] Durante el interinato, Bernardo Reyes regresó al país, asegurando que tenía interés de unirse a la «revolución legalizada».
[94] Después de vencer al orozquismo se convirtió en héroe nacional, ganándose además la confianza del presidente.
Sin embargo, el movimiento no tuvo la repercusión esperada y a los pocos días fue derrotado por tropas federales.
[100] Madero regresó confiado a la capital acompañado del general Ángeles y Guillermo Rubio Navarrete, que se había trasladado desde Querétaro.
[107] La Cámara de Diputados se opuso al gobierno huertista e incluso la facción maderista fue sumamente crítica con sus acciones.
Belisario Domínguez, diputado chiapaneco, escribió un discurso en el que condenaba la violencia desatada y acusó a Victoriano Huerta de asesino.
[112] Este movimiento se caracterizó por tener una naturaleza legalista, cuyos segundos mandos estaban compuestos por los principales políticos y burócratas del estado.
[116] Esta facción estuvo representada por una clase media con cierta capacidad militar, que contaba con experiencia para realizar pactos con grupos populares.
Aunque los estadounidenses fueron liberados al poco tiempo, el contraalmirante estadounidense Mayo pidió al general huertista Morelos Zaragoza un castigo ejemplar para quienes habían realizado las detenciones y exigió que se izara la bandera de los Estados Unidos, a la cual se le deberían rendir honores con 21 cañonazos.
En Durango, Pablo González y Jesús Carranza, (o Jesús Agustín Castro y Luis Caballero en su ausencia), habían tomado el liderazgo del movimiento cuando Carranza tuvo que salir hacia Sonora[122] después de que fuerzas huertistas tomaron el control del estado a mediados de 1913.
Una semana después, Villa volvió a intentar tomar la plaza, esta vez perdiendo alrededor de 4000 soldados y fallando en su objetivo.
Estas derrotas debilitaron fuertemente al ejército villista, el cual se dirigió a León con la intención de recuperar sus fuerzas.
Sin embargo, la lucha entre las facciones carrancistas y convencionistas causó debates sobre el camino que debía de seguir la organización.
Las precarias situaciones de los habitantes, atenuadas por hambrunas y epidemias, también diezmaron a la población pero el movimiento zapatista persistió, por lo que González urdió un plan.
[9] Historiadores contemporáneos como Adolfo Gilly,[186] Friedrich Katz, Alan Knight,[187] Macario Schettino o Jean Meyer,[188] han cuestionado los estudios hechos sobre esta etapa, debido a que gran parte de los mismos fueron hechos bajo la óptica fundacional del Partido Revolucionario Institucional,[189] la institucionalización de caudillos y mitos, el hecho de que sus demandas principales no fueran satisfechas e incluso cuestionando si debe denominarse como una revolución.
En primer lugar, los dirigentes porfiristas perdieron el poder político, aunque mantuvieron poderío económico, y las clases medias accedieron a la administración pública.
Algunas películas que destacan son:[217][218] Durante la Revolución mexicana la forma musical conocida como «corrido» tuvo un gran auge.