Con su noble corazón nunca temió una celada y con su estado mayor se dirigió a la Cataja.
Con una astucia infernal Fortino estaba contento v le ofreció como amigo trabajar juntos para su intento.
El general creyó segura la rendición, pero nunca pensó llegaran a hacerle tan vil traición.
El general muy confiado y bien tranquilo, quedó sin notar que por un flanco un bulto se levantó.
Un coronel Zapatista sacó el révolver y por detrás le hizo varios disparos.
Como perros rabiosos estos hombres malvados dispararon muchas balas que dieron blanco en su cuerpo después.
Así terminó su vida el bravo luchador que creyó en la hermandad y la buena fe de los zapatistas.