Adelita

Versiones historiográficas y periodística coinciden en señalar a Adela Velarde Pérez,[2]​ enfermera oriunda de Ciudad Juárez, como la persona que inspiró el corrido popular «Adelita».

En 1914, "Adelita" atendió al soldado herido Antonio del Río Armenta, quien le compuso la famosa canción-marcha.

Al concluir la lucha armada, Adela Velarde Pérez, perfectamente identificada, recibió años después un homenaje como veterana de guerra.

Millones de mujeres fueron afectadas debido a este conflicto armado, en especial aquellas que habitaban en el campo.

Pues, en un intento por preservar la unidad tradicional que habían brindado los valores familiares a la sociedad mexicana, resultó necesario no solo salvaguardar esta institución de modo que facilitara la estabilidad familiar y el reclutamiento de más soldados, sino, adaptarla con base en un rol estrictamente sumiso con respecto al creciente rol del paternalismo mexicano.

En contraste las organizaciones Maderistas y Orozquistas fueron muy diferentes a la Villista, Zapatista o el propio gobierno federal.

Los primeros eran grupos formados principalmente por clases medias, peones, desempleados, trabajadores migrantes y campesinos, los cuales recurrieron muy poco a las mujeres en su lucha.

Aunque en esta zona paradójicamente las mujeres necesitaban al ejército para sobrevivir, debido a los desplazamientos y crisis tanto alimenticias como económicas que habían azotado al país previo a la revolución, la lucha armada se presentaba como la única opción para obtener alimentos, seguridad e incluso (en caso de triunfo) la oportunidad de ejercer sus derechos.

Pero se cuestiona mucho si lo que las llevó a hacerlo era la ideología revolucionaria u otras razones.

Otras mujeres decidieron unirse a la lucha porque sus familiares, ya sean esposos, hermanos o padres, eran soldados u oficiales.

Como la coronela Rosa Badillo que era esposa de Pedro Casas y tomó su cargo cuando éste murió.

Si las mujeres soldado eran buenas en batalla podían subir de rango, al igual que los hombres.

Eran las mujeres soldado las que tomaban las armas y luchaban en el frente, aunque también realizaban otras funciones.

Representación de «adelitas», o soldaderas, de la Revolución mexicana.
Adelita en el Museo Nacional de la Revolución.