El Ejército Regular era una pequeña fuerza de origen conservador, con oficiales y tropa al mando del General Emiliano Chamorro.
Mientras estuvo activa, la Guardia Nacional, era la responsable no solo de la seguridad nacional, sino también del orden público, es decir, era a la vez Ejército y Policía en sus funciones, razón por la cual su influencia y poderío en la sociedad nicaragüense era enorme.
Sin embargo, en los años de 1940-1955, con la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial, la Guardia Nacional se fortaleció con técnica y armamento, llegando a ser el ejército en Centroamérica que recibió mayor preparación brindada por los Estados Unidos.
Varios de los involucrados fueron capturados, entre los que se encontraban Luis Felipe y Adolfo Báez Bone, Rafael Chosieul Praslin, Pablo Leal Rodríguez (padre del futuro canciller en el gobierno de Enrique Bolaños Geyer, 2002-2007, Ernesto Leal Sánchez), Agustín Alfaro, Luis Felipe Gaboardi, Optaciano Morazán, etcétera.
La casa también fue atacada por un tanque Sherman y una avioneta artillada, este suceso fue transmitido en vivo y directo por el Canal 6 la televisión nacional, lo cual sirvió para dotar a los muchachos sandinistas con un halo de invencibilidad ante los ojos del pueblo nicaragüense.
El 23 de diciembre de 1972, cuando un terremoto destruyó la capital Managua, se decretó la ley marcial para que la Guardia restableciera el orden público y controlara el pillaje; patrulló las calles capitalinas, varios saqueadores fueron detenidos y algunos fusilados (tal como su Jefe Director el general Anastasio Somoza Debayle lo admitió públicamente).
De los 13 miembros del comando, siete están vivos: Leticia Herrera, Olga Avilés, Eleonora Rocha, Hugo Torres.
Tres de ellos han sido jefes del Ejército: Joaquín Cuadra (1995-2000), Javier Carrión (2000-2005) y Omar Halleslevens (2005-2011).
Fallecidos: Eduardo Contreras, Germán Pomares, Róger Deshon, Alberto Ríos, Félix Pedro Picado e Hilario Sánchez.
Esta situación del mando militar compartido originó contradicciones a lo interno, al enfrentarse las concepciones tácticas y operativas atrasadas que se mantenían como parte de la visión que había proliferado en los oficiales antiguos afines a la línea del Mayor General Rodríguez Somoza y las nuevas ideas del Capitán Somoza Portocarrero con respecto a la renovación de la institución castrense, con base al adiestramiento y a la formación de tropas especiales para el combate contrainsurgente.
Para ello los integrantes fueron disfrazados con los uniformes de la EEBI y desarmaron a los guardias de las entradas este y oeste del edificio, lo que era normal cuando el presidente Somoza visitaba un edificio, diciendo que venía “el hombre” (Tacho).
Ellos fueron: El primer Sub-Director y Comandante de Cadetes fue el Coronel (Inf) GN Julio D'Arbelles (1940-1948), héroe del Ejército Francés durante la Primera Guerra Mundial residente en Nicaragua.
El primer nicaragüense en ser nombrado Director de Academia Militar fue el entonces Coronel Anastasio Somoza Debayle.
Estas dos últimas armas son mencionadas por el Doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal en su libro testimonial Estirpe sangrienta Los Somoza (1958), en el capítulo 26 “La cuna del poder”.
La Resistencia Nicaragüense llegó a contar con una fuerza militar de 15 mil combatientes,[1] siendo la mayor parte campesinos cuyas tierras fueron expropiadas por autoridades sandinistas.