[13] En junio, los alemanes trasladaron al territorio tres divisiones escasas de personal (la 704.ª, 714.ª y 717.ª) al mando del general de artillería Paul Bader, que mandaba una división más desplegada en el vecino territorio croata.
[2][16][5][14] La mayoría de los políticos conservadores con los que los alemanes podrían haberse entendido se hallaban en el exilio.
[5] La Administración quedó sometida directamente a los máximos representantes civiles y militares alemanes en la zona.
[31] El fin de la operación contra la insurgencia llevó a la retirada de las unidades enviadas especialmente para este fin y trajo consigo el despliegue de unidades búlgaras —tres divisiones— para ocupar la región;[32] aunque las tropas eran búlgaras, se hallaban bajo mando[33] alemán y debían servir para poder utilizar las unidades alemanas en otros frentes.
[33] La rebelión tuvo también importantes consecuencias económicas: los alemanes decidieron no mantener la producción de armamento y explosivos en Serbia y trasladaron las fábricas al Reich, operación que concluyó en marzo de 1943.
[34] No contaba con reconocimiento internacional ni más poder que el delegado por las autoridades de ocupación alemanas.
[34] Tuvo que enfrentarse además con partisanos y chetniks; estos últimos lograron infiltrarse en su administración.
[12] Además, contaba con importantes minas de minerales no férreos esenciales para las fuerzas armadas alemanas.
[12] Parte de la administración, incluidos los propios Acimović y Nedić, mantuvieron contactos con Mihailović; el primero, que conocía la organización clandestina chetnik en la capital, permitió su existencia; el segundo se reunió con representantes chetniks para proponer, infructuosamente, el traslado de Mihailović a Bosnia para proteger a la población serbia a cambio de armamento y financiación.
[34] La Guardia contaba con tres componentes: una sección rural, equivalente a la antigua gendarmería, otra urbana y un cuerpo de guardafronteras.
[39] A finales de 1942, quedó bajo mando alemán y su tamaño se restringió.
[53] Las acciones punitivas contra la población no sirvieron para sofocar la insurgencia, que en septiembre y octubre continuó creciendo, sucediéndose los reveses de pequeñas unidades alemanas.
[54] Por otra parte las relaciones entre partisanos y chetniks, tras un aparente acercamiento temporal, dieron paso al enfrentamiento abierto tras el ataque chetnik a Užice la noche del 1 de noviembre de 1941, que fracasó.
[64] Nedić defendió incluso la desindustrialización del país como un paso favorable para el renacimiento espiritual serbio.
[65] La propaganda del Gobierno ridiculizó los valores democráticos como la modernización, la urbanización, la emancipación femenina o la educación superior.
[14] Estas muertes y la relativa normalidad recuperada pronto bajo la ocupación llevó a que parte de la población favoreciese la colaboración con los ocupantes para evitar mayores pérdidas serbias debidas a posibles represalias.
[76] El Gobierno serbio tenía muy limitada autonomía y las principales decisiones quedaban sometidas al beneplácito alemán.
[85] A finales de 1943, el incremento había alcanzado un 300-400 % para los precios oficiales y un 1400-1600 % para los del mercado negro.
[90] A finales de septiembre, el mando alemán consideraba al JVO la mayor organización rebelde de la antigua Yugoslavia, aunque este evitaba realizar acciones que provocasen a los alemanes.
[78] En el campo, las diversas fuerzas armadas se disputaban el control y la administración estaba fundamentalmente en manos del JVO que trataba, sin embargo, de no enfrentarse abiertamente a los ocupantes.
[94] A finales del verano, Nedić se quejó al comandante alemán por carecer de órganos ejecutivos con los que ejercer la administración del territorio y porque las fuerzas armadas locales y la policía habían quedado bajo el control del comandante de las SS.[96] En los meses siguientes, continuó insistiendo sin éxito en someter a los destacamentos de voluntarios a la Guardia Estatal y quejándose del incumplimiento alemán de las promesas que había recibido al aceptar el gobierno; esta situación perjudicó las relaciones entre Nedić y los alemanes.
[105] A finales de 1943, los alemanes liberaron al caudillo chetnik Pavle Đurišić y facilitaron un acuerdo entre él y Nedić que le permitió reconstruir sus fuerzas como unidad colaboracionista contra los partisanos en el suroeste de Serbia.
[105][60][106] En el otoño de 1943, parte del mando alemán consideró conveniente alcanzar acuerdos con unidades chetniks, que se llevaron a efecto a comienzos del invierno, tratando de contrarrestar el creciente poderío partisano.
[107][100] Estas unidades se comprometían a cesar sus actividades contra el Gobierno de Nedić.
[107][100] En septiembre Hitler prometió a Nedić liberar cierto número prisioneros de guerra pero, como otras promesas alemanas al primer ministro, esta no se cumplió.
[113] Mientras, los costes de ocupación se habían elevado hasta alcanzar el 40 % del presupuesto nacional.
[117] En agosto Nedić, viendo cercana la retirada alemana, reanudó los contactos con Mihailović,[94][117] cuya posición tampoco era muy favorable, escaso de armas[117] y abastos.
[120][102][94] Aunque Nedić convenció en principio a las autoridades alemanas para suministrar las armas solicitadas por los chetniks, las entregas fueron en realidad escasas[94] y tanto Hitler como el alto mando alemán se mostraron contrarios a otorgar la ayuda armamentística reclamada.
[122] Para entonces Nedić y su Gobierno ya habían sido evacuados a Austria, durante la primera semana de octubre;[126] el día 6 y a propuesta del propio Nedić, el mando de la Guardia Estatal pasó a manos del general Miodrag Damjanović, el principal representante de Mihailović en su gabinete.
[129] Los dirigentes serbios tuvieron que huir a Eslovenia hasta el final de la guerra,[130] cuando muchos fueron capturados y ejecutados.