Gobierno yugoslavo en el exilio

Poco antes de la capitulación, el rey Pedro y el Gobierno del general Dušan Simović habían abandonado el país y se habían trasladado a Londres a través de Grecia y Palestina para continuar la resistencia contra los ocupantes como uno más de los Gobiernos Aliados instalados en la capital británica.

[11]​[12]​ Ante la variedad de posturas políticas, el nuevo gabinete no pudo tratar temas espinosos que hubiesen podido disolverlo por disputas entre los distintos partidos.

[14]​ El dictador alemán, despreciando las garantías del nuevo Gobierno, claramente favorable a los Aliados, ordenó inmediatamente la invasión de Yugoslavia.

[10]​[15]​ El 6 de abril, la Wehrmacht comenzaba la invasión mientras la fuerza aérea alemana destruía Belgrado.

[21]​ El ministro de Exteriores Momčilo Ninčić trató desde el comienzo de mejorar las relaciones con las tres principales naciones Aliadas, especialmente con los Estados Unidos, donde parecía existir una gran simpatía hacia los yugoslavos.

[23]​ Simović contaba además con el apoyo mayoritario de los oficiales que habían emigrado tras la invasión del Eje.

[1]​ Por su parte, los organismos británicos con mayor contacto con los yugoslavos apreciaron pronto la debilidad del gabinete y sus divergencias internas.

[26]​[22]​ Krnjević, el principal representante croata, consideró al comienzo que se trataba de mera propaganda y más adelante expresó con dificultad su solidaridad con las víctimas, manteniendo todo el tiempo sus duras exigencias de garantías constitucionales para la autonomía croata, lo que creó malestar entre los ministros serbios.

[29]​ En el verano, se comenzaron a recibir noticias dispersas sobre el movimiento de resistencia del coronel Mihailović y la propaganda británica y yugoslava se dieron prisa por convertirlo en una figura legendaria.

[29]​ Para los políticos, era el sustituto ideal de Simović:[24]​ un héroe militar que no podía inmiscuirse en las tareas gubernamentales en Londres.

[23]​[31]​[32]​ Los políticos deseaban apartar a los militares del Gobierno y se mostraron dispuestos a formar un nuevo gabinete encabezado por el abogado constitucionalista e historiador serbio Slobodan Jovanović, hombre de prestigio.

[37]​[32]​ El nombramiento también debía reforzar la posición de Mihailović en Yugoslavia y facilitarle que solicitase ayuda a los Aliados.

[32]​[35]​ Para aumentar su prestigio, fue rápidamente ascendido a general y jefe del Estado Mayor en junio.

[35]​ Esto no sirvió, sin embargo, para que el Eje, reconociera a las fuerzas de Mihailović como parte legítima del antiguo Ejército yugoslavo, pues sostenía que se había rendido en abril de 1941.

[42]​ Jovanović, no obstante, logró comunicar claramente sus órdenes a Mihajlović: evitar entrar en combate prematuramente, lo que podría aniquilar al movimiento y conllevar duras represalias contra la población civil; y concentrarse en reforzarlo, preparándolo para un levantamiento posterior en apoyo de un futuro desembarco Aliado.

[43]​ Sus acciones guerrilleras debían atraer al mayor número posible de tropas del Eje, sin por ello poner en peligro su movimiento o a los civiles.

[45]​ La actitud estadounidense, sin embargo, parecía en principio favorable; el viaje real resultó un éxito propagandístico.

[52]​ Sus desacuerdos internos hicieron que se mostrase incapaz de dirigir a los elementos moderados en Yugoslavia.

[60]​ El cambio se vio facilitado por la poca estima que el Gobierno exiliado tenía ya entre los responsables políticos británicos y por las declaraciones de Mihailović de febrero[46]​ que incluyeron duras críticas a los británicos.

[61]​[65]​ Opuesto al Sporazum, Trifunović era un político de la vieja escuela que anteponía los intereses serbios a los del país en general.

[69]​ Božidar Purić, veterano diplomático y antiguo embajador en Francia,[70]​ formó el nuevo gabinete de funcionarios,[62]​[71]​ dependiente como nunca del favor real.

[72]​[77]​ Tanto británicos como yugoslavos se habían mostrado favorables al traslado a Egipto de los segundos.

[81]​ Churchill sugirió que se nombrase primer ministro al antiguo ban de Croacia y miembro del HSS, Ivan Šubašić, que viajó de Estados Unidos a Gran Bretaña para consultar con el monarca.

[82]​[84]​ Dispuesto a negociar con Tito,[85]​ pues se le había nombrado con este propósito,[84]​ teniendo en cuenta su posición destacada en el HSS, su lealtad a la dinastía, su moderación en comparación con otros políticos croatas y su anterior experiencia en mediar en situaciones complicadas.

[85]​ Šubašić prometió además formar un gabinete de figuras progresistas que no se hubiesen opuesto a la organización de Tito y dedicarse a recabar apoyo para este en el extranjero.

[89]​ Šubašić se reunió con Tito en Belgrado y rubricó un nuevo acuerdo el 1 de noviembre.

[90]​[92]​ Se crearía un nuevo Gobierno a partir del de Šubašić y del comité controlado por Tito;[90]​[92]​ en este nuevo gabinete, sin embargo, Tito contaría con el doble de ministros que Šubašić.

[90]​ Sin embargo, ante la presión británica, hubo de llamarle nuevamente seis días más tarde y aceptar la regencia.

[93]​ Otra característica fundamental de los sucesivos Gobiernos fue la gran y creciente influencia británica.

[93]​ Estos, desilusionados ya con el primer gabinete del general Simović, mantuvieron su escepticismo con sus sucesores al frente del Consejo de Ministros sobre su capacidad para acabar con las rencillas entre sus miembros, definir sus objetivos bélicos y proponer un plan para la posguerra.

Vista del hotel Claridge's de Londres , lugar donde se asentó el gobierno yugoslavo en el exilio durante la Segunda Guerra Mundial
Vista de Belgrado tras el bombardeo alemán de la ciudad del 6 al 9 de abril de 1941. Varios miembros del Gobierno se contaban entre las 17 000 víctimas.
Tropas alemanas en Yugoslavia. El Ejército yugoslavo se hundió en pocos días, a pesar de su fama.
Yugoslavia desmembrada. La división teórica del país ocultaba en realidad una guerra civil de múltiples frentes y alianzas cambiantes. La lucha contra el Eje era únicamente una de las contiendas que se libraban, mientras fuerzas de las distintas comunidades combatían entre sí y contra las unidades controladas por los comunistas .
Llegada del primer ministro Dušan Simović (izquierda) y del joven rey Pedro II a Londres a finales de junio de 1941. El triunfal recibimiento dio pronto paso a la desilusión británica por las continuas disensiones y rencillas entre los exiliados.
Imagen de tropas chetnik , supuestamente bajo control del Gobierno en el exilio y fieles a Dragoljub Mihajlović , confraternizando con tropas alemanas. Los acuerdos entre bandas leales a Mihajlović y las fuerzas del Eje minaron el prestigio de Mihajlović y del Gobierno en el exilio, que le continuó apoyando.
Imagen de la Conferencia de El Cairo de finales de 1943. Esta, junto con la Conferencia de Teherán y la rendición de Italia llevaron a Gran Bretaña a cambiar su política yugoslava y pasar a apoyar definitivamente a Tito frente a los chetniks .
El joven rey Pedro II de Yugoslavia , entronizado a toda prisa por los golpistas del 27 de marzo de 1941, se inmiscuyó en la política del Gobierno en el exilio, apoyando ora a los políticos ora a los funcionarios, para acabar perdiendo el poder a manos de Tito .
Pedro II y el último presidente del Gobierno en exilio, el político croata Ivan Šubašić . El monarca se opuso en vano a los acuerdos de Šubašić con Tito que, junto con la victoria militar partisana en Yugoslavia, condujeron al fin del Gobierno en el exilio y más tarde a la abolición de la monarquía en el país.
Tito, izquierda, junto a Churchill en el Mediterráneo en 1944. Churchill forzó al rey a llegar a un acuerdo con Tito que, en la práctica, supuso el fin de la monarquía y del Gobierno en el exilio.