El Macizo Ibérico se corresponde con las rocas precámbricas y paleozoicas que afloran en la mitad occidental de la península, limitado al sur por el valle del Guadalquivir.
[2] El orógeno varisco presenta en esta región una fuerte curvatura centrada en Asturias, formando el denominado Arco Ibero-Armoricano, también conocido como Arco Astúrico o Rodilla Asturiana, que se continúa en el Macizo Armoricano francés,[2] hoy separado de la rama ibérica por la apertura mesozoico-cenozoica del golfo de Vizcaya, que escindió la placa ibérica de la europea y la desplazó hacia el sureste con un giro opuesto a las agujas del reloj.
Están representados materiales desde el Cámbrico hasta principios del Devónico, producidos en un ambiente marino somero de margen pasivo, en régimen extensional, algo más profundo hacia el oeste.
Los más tardíos son bastante superficiales, presentan una sección de circular a elíptica y se han relacionado con fallas extensionales.
Corresponde a un conjunto complejo de láminas alóctonas cabalgantes sobre la Zona Centroibérica, sobre la que se extiende unos 300 km.
Hay abundantes intrusiones graníticas precámbricas, cámbricas y carboníferas, tanto simultáneas como posteriores a la deformación varisca.
[9] Atendiendo a la estratigrafía se distinguen tres dominios: septentrional (Pulo do Lobo), central (Faja pirítica ibérica) y meridional (Suroeste Portugués).
Se formaron durante el Carbonífero Inferior, en un momento extensional de la cuenca previo a la colisión varisca.
[10] Comprende la cordillera Cantábrica y los Pirineos, habiéndose establecido el límite geológico entre ambas en la denominada falla de Pamplona.
[1][11] Se diferencian dos zonas: una oriental, que se corresponde con la denominada cuenca Vasco-Cantábrica de edad mesozoica, con potentes sucesiones sedimentarias, y otra central, el Macizo Asturiano, en la que afloran principalmente los materiales del Macizo Ibérico afectados por la orogenia alpina, con una cobertera mesozoica mucho más delgada, y actualmente denudada, que solo aflora en los márgenes norte y sur.
[1] La estructura general responde al apilamiento tectónico de tres grandes grupos: los complejos Nevado-Filábride en la posición inferior, Apujárride en la intermedia y Maláguide en la superior.
El apilamiento de estos cuerpos es anterior a la colisión del conjunto con la Placa Ibérica y la deformación consiguiente.
[16] A este grupo pertenecen el Sistema Central, los Montes de Toledo o Sierra Morena.
[1] La mayoría han sufrido periodos prolongados de endorreísmo, especialmente durante el Mioceno cuando el clima era más seco.
Dichos afloramientos fueron afectados por las fases más intensas de la deformación alpina y en algún caso se encuentran invertidos, con los depósitos neógenos discordantes sobre ellos.
Por encima y discordantes aparecen depósitos pliocenos detríticos, previos al encajamiento de la red fluvial cuaternaria.
El avance del orógeno condicionó que el margen sureste fuera cambiando a lo largo de su historia.
[25][26][27] Algunos elementos geomorfológicos notables del relieve ibérico:[28] Las terrazas, cerros testigo, mesas y cárcavas producidas durante el encajamiento de la actual red fluvial plio-cuaternaria.
Formas glaciares y periglaciares pleistocenas en los principales relieves (circos, valles en «U», morrenas, etc.).
[42][28] Por otra parte, en la península ibérica se han establecido doce geoparques (geopark o parque geológico), nueve en España y tres en Portugal.
Son zonas con alto interés geológico auspiciadas por la UNESCO, en las que se pretende el desarrollo económico a través del turismo cultural.
Sobre ellos se encuentra el complejo volcano-sedimentario (Fameniense-Viseense), formado por pizarras, basaltos, riolitas y areniscas con clastos de origen volcánico.
[55] Otros minerales presentes en la zona son ankerita, barita, calcita, calcopirita, cuarzo, esfalerita y pirita.
Se estima el contenido en oro entre 10 y 20 mg/m³, concentración demasiado escasa para que sea rentable su explotación industrial.
El siglo XVII marcó los comienzos de la geología como una actividad científica, gradualmente alejada del enfoque descriptivista, influenciado por los clásicos y la iglesia, predominante en épocas pretéritas.
Entre los años 1797 y 1798 el alemán Cristiano Herrgen tradujo al español la obra de Johann Friedrich Wilhelm Widenmann, Orictognosia.
[86] En el año 1857 se creó en Portugal la Comissão Geológica do Reino, dirigida por Carlos Ribeiro y Pereira da Costa.
[87] En el año 1871 se funda en España la Real Sociedad Española de Historia Natural,[88] cuyo primer presidente fue Miguel Colmeiro y Penido.
Asimismo publicó la Explicación del mapa geológico de España, distribuida en siete volúmenes entre 1896 y 1911.
[95] En el año 1972 se creó en España el Plan MAGNA con la intención de elaborar los mapas geológicos del país a escala 1:50 000.