José Torrubia

Profesó a los quince años en la Orden menor de San Francisco.

Se opone a volver a Filipinas tras ser citado y acusado por sus hermanos franciscanos por haber derrochado dinero en viajes, imprimir sus propios libros sin permiso y no haberse ocupado exclusivamente en sus obligaciones de misionero.

Torrubia es uno de los primeros pensadores religiosos que admiten que los fósiles son restos de animales antiguos, justificando esta creencia en la Biblia y relacionándola con el Diluvio Universal e incorpora la experimentación como parte del método científico a la paleontología[1]​.

1-99), está consagrada, por un lado, a comentar el hallazgo de fósiles en España, Filipinas y América del Sur y, por otro, a sostener el carácter orgánico de las petrificaciones.

99-202) discute las diferentes hipótesis que explican las petrificaciones españolas, rebate las recogidas en España por Feijoo y postula y defiende el origen diluviano de estos restos fósiles, opinión en la que se desmarca claramente de los geólogos "protestantes" de la época que opinaban que el Diluvio se podía explicar acudiendo a razones puramente "científicas"; intercala además un capítulo, muy criticado entonces, donde afirma la existencia pasada y actual de los gigantes.

Placa de la Sociedad Española de Paleontología en memoria de José Torrubia, conmemorando su hallazgo de «piedras figuradas» ( fósiles ) el 10 de agosto de 1750. Situada en Molina de Aragón .