Fue promovido a capitán y en 1882 fue nombrado geodesta del Instituto Geográfico y Estadístico, en cuya plantilla desarrollaría ya toda su carrera, influyendo en sus progresos notablemente.
Realizó además (1891-1896) diversos experimentos aeronáuticos para estabilizar dirigibles y en 1892 se instaló en Alicante un mareógrafo de sifón de su invención que se convirtió en el reglamentario.
En 1903 ya era teniente coronel, y en 1904 representó a España en la Asociación Internacional de Sismología.
Inventó el gravímetro para cuantificar la gravedad aplicando la fotografía para la fijación de las referencias.
Muchos de estos artículos fueron traducidos a otras lenguas y republicados en las más prestigiosas revistas científicas del extranjero.
Por ejemplo, diseñó diversos acumuladores eléctricos y se empeñó al final de sus días en mejorar los gramófonos e incluso los automóviles.