Ēl era el nombre de la deidad suprema[1] tanto en la religión cananea como para los hablantes semíticos orientales del Período Dinástico Arcaico (2900 a. C.)[2] Significa ‘padre de todos los dioses’ (en los hallazgos arqueológicos siempre ha sido encontrado frente a las demás deidades).
[3] Ēl ha sido el padre de muchos dioses ―setenta en total―; los más importantes fueron Baal Raman (Hadad), Yam, Mot y Dagan, los cuales tienen atributos similares a los dioses Zeus, Poseidón u Ofión, Hades o Tánatos, entre otros.
[13] En una narración se describe un banquete al que el dios Ēl invita a los otros dioses, en la fiesta Ēl se emborracha, hace un escándalo y luego cae después de buscar pelea con uno de los invitados.
La forma griega es Astarté (la cual es la madre de todos los dioses, la esposa celestial, la reina del cielo).
Su esposa primaria fue Ashera o Asera, la madre de los dioses, representada en los santuarios cananitas con árboles ornamentados.
Pero tuvo otra esposa: Anat hermana de Hadad Baal Raman (el señor del trueno).
En las dos inscripciones halladas en Ugarit (hoy Ras Shamra), el dios Ēl es retratado como un dios frío y distante, «en el flujo de los [dos] ríos», posiblemente del Edén, de donde un río fluía para formar a los ríos Tigris, Éufrates, Guijón y Pisón,[17] tal como en la Biblia se describe al Edén.
Al panteón cananeo se le conocía en conjunto como Lhm,[19] pronunciado según la zona como iLhm, eLohim, aLaham, entre otros.
Esto podría aludir que el dios no habitaba en templos hechos por hombres.
Para los cananeos Ēl era el padre de la «divina familia» y presidente del celestial.
[24] Según Génesis 35 y Oseas 12, el nombre Israel (ישראל) representa al patriarca Jacob, ‘que pelea con Ēl’, aunque otros autores lo traducen de diferentes maneras.
Por lo tanto, Beth-el podría no ser la Beth Yahweh, sino la casa de Ēl.
En la primera mitad del siglo X a. C. ese pueblo alcanzó tal objetivo durante los reinados de David y Salomón (Israel se había convertido en el Reino unificado de Israel, un estado teocrático con Yahweh a la cabeza).
Ocurrió que las tribus norteñas habían copiado el materialismo (Amós 6:8; 8:4-7; Jer 5:26; Habacuc 1:2-4) los cuales adoraban al dios Ēl, mientras que Judá se mantenía «un poco menos infiel… reconocía todavía a Yahweh» (Libro de Oseas 4:15; 11:12; Libro de Amós 2:4-8).
[29] Luego de la división del reino, el nombre Ēl (usado en los idiomas semitas para designar a la deidad principal, el toro o becerro) se difundió más en el norte (Reino de Israel), [esas diez tribus del norte ―propiamente llamadas Israel- son Aser, Dan, Efraím, Gad, Isacar, Manasés, Neftalí, Rubén, Simeón o Simón y Zabulón].
En ciertas ocasiones, los israelitas utilizaban la palabra Ēl para referirse a Yahweh, dado que ese era el término genérico con que se denominaba a "Dios" por lo tanto, puede ser usada para cualquier dios, incluyendo Baal, Moloc o Yahweh.
Con el tiempo, Ēl había sido degradado a ídolo, fortaleciendo la posición de Yahweh como dios único.
Una vez en la tierra prometida (Canaán), los israelitas fueron afianzando su culto a Yahweh hasta que pudieron consolidarlo en la época del rey David (siglo XI a. C.).
La paz se había afianzado y los habitantes vivían en un clima de relativa prosperidad.
La Biblia refleja ese episodio en términos muy similares a los anteriores: Se puede apreciar la facilidad con que se pasaba del culto a Yahweh hacia el culto del becerro-toro, o sea el dios Ēl.
Para conseguir dicha riqueza podía utilizarse el comercio engañoso ―lo cual caracterizaba a los pueblos cananeos―.