Esta catástrofe natural seguramente causó gran cantidad de víctimas humanas, muy probablemente varios miles.
Sin embargo, otras fuentes de la época citan fechas diferentes y ligeramente posteriores.
Después de una sacudida, un pintor encaramado en un andamio, dejó caer un recipiente de cal, cuyo contenido salpicó y ensució la pared, lo que pudo ser constatado por los arqueólogos diecinueve siglos más tarde.
[18] Mientras tanto en Miseno, ninguno de estos particulares acontecimientos fueron advertidos ni por Plinio el Viejo ni por su sobrino, quienes en esos primeros instantes permanecieron totalmente ajenos a la catástrofe que se avecinaba y a los acontecimientos que se sucedían en el área pompeyana.
[16] Esta especie de penacho o pluma de singular aspecto, estaba constituido por materias volcánicas y gas, materiales más livianos que el aire, y por ello, estas emanaciones comenzaban como una columna que se elevaba y agrandaba — alcanzando según se ha estimado hasta 32 km de altura[19]—, y hasta que la diferencia de densidades entre lo correspondiente a este efluvio con el del aire circundante se hacía muy pequeño, lo que propiciaba que estos materiales se extendieran lateralmente, tomando esta forma achaparrada característica, observada y muy bien descripta por Plinio.
[16] Intentemos reconstituir aquí, en las próximas líneas, lo que debe haber pasado entonces en Miseno, y en especial, tratemos de pensar cuál fue la actitud principalmente asumida por los dos Plinio, o sea, por Plinio el Viejo y su sobrino.
Y Plinio el Joven debe de haber experimentado situaciones similares en Miseno al día siguiente.
La segunda fase — la más destructiva — comenzó en la mañana del segundo día, cuando la columna eruptiva ya no pudo soportar la carga de fragmentos en suspensión, y se derrumbó sobre sí misma, dando lugar a flujos más o menos densos de materiales incandescentes y gases a lo largo de los flancos del volcán, llamados « nubes ardientes o colada piroclástica ».
[22] Este fenómeno fue observado y fotografiado en detalle por primera vez, en oportunidad de la erupción del Monte Pelée en 1902.
Así, observó sin duda los acontecimientos que pronto destruirían completamente a Herculano, pero al cabo de cierto tiempo, el cansancio le rindió y se quedó dormido.
Estas emanaciones llamadas oleadas volcánicas (en inglés: pyroclastic surge) o también oleadas piroclásticas, son emanaciones ardientes de gran volumen que resultan del colapso total o parcial de una pluma volcánica.
[28] La primera de estas emanaciones llamadas oleadas volcánicas, fluyó por las laderas del Vesubio, deteniéndose a las afueras de Herculanum y sin penetrar en esta ciudad, aunque las dos siguientes que tuvieron lugar a breves intervalos, causaron un efecto devastador sobre ese poblado, dando muerte prácticamente a todos quienes aún estaban con vida, ya sea que se encontraran refugiados en las casas o que se encotraran en las calles.
Sin embargo y desgraciadamente, este interés no estuvo en lo inmediato acompasado con un enfoque científico que nos pudiera enseñar más sobre el desarrollo de la erupción.
Concretamente, esto inspiró al pintor británico sir Edward Poynter, quien realizó en 1865 una tela célebre en su tiempo y titulada Fiel hasta la muerte.
[32] También se han encontrado restos de animales, como caballos, asnos, cerdos y perros.
Encadenado a una estaca detrás de la puerta principal, el animal fue trepando sobre la capa de ceniza que se iba acumulando en el pasillo al caer desde la abertura del compluvium, al llegar al tope la cadena se acostó panza arriba torciendo cabeza y cuello para tratar de liberarse pero en vano, sucumbiendo asfixiado por la ceniza.