Santuario de la Beata Virgen del Rosario

A comienzos del siglo XIX se instalaron en las cercanías de la antigua ciudad romana de Pompeya (sepultada por el volcán Vesubio en el año 79 d. C.), familias de campesinos que erigieron una humilde capilla.

En 1872 llegó al lugar un abogado llamado Bartolo Longo[1]​ (beatificado el 26 de octubre de 1980), quien descubrió que, después de la muerte del sacerdote, ya no había misas en la capilla y pocos seguían firmes en la fe católica.

Una noche Longo vio en sueños a un amigo muerto años atrás que le dijo: "Salva a esta gente, Bartolo.

Puesta sobre el altar del templo, la sagrada imagen comenzó a obrar milagros.

En los años siguientes el santuario sobrevivió a grandes altercados, como la erupción del Vesubio en 1944 y la llegada de las tropas nazis que llegaron a amenazar con la destrucción del santuario.

Cuadro de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, venerado en el interior del templo.