Se encuentran relativamente cerca de las costas y a menudo interactúan con el ser humano.
Hoy en día, las principales amenazas a las que están expuestos son de naturaleza antrópica.
Por convergencia evolutiva su anatomía tiene mucha semejanza con el género extinto de reptiles marinos denominado Ichthyosaurus.
[2] Los delfines a menudo son considerados como uno de los animales más inteligentes del planeta.
Sin embargo, el comportamiento de los delfines se ha estudiado extensamente, tanto en cautividad como en la naturaleza.
[6] En los humanos, estas células están involucradas en la conducta social, las emociones, el juicio y la teoría de la mente.
Un delfín macho adulto es muy probable que presente en su cuerpo varias cicatrices producto de mordeduras.
Los delfines machos participan en esos actos de agresión, debido a los conflictos entre compañeros y la competencia por las hembras.
El acto real suele ser breve, pero se puede repetir varias veces en un corto lapso.
Otros delfines acorralan a sus presas en la orilla de una playa y luego aprovechan las olas para capturarlas, aunque esta es una táctica arriesgada.
Algunos científicos han especulado que los delfines también usan sonidos para enviar choques acústicos para matar a presas pequeñas.
Estos delfines primitivos ya poseían un desarrollado sentido de la ecolocalización y el órgano del melón.
Aparte de las amenazas que sufren los delfines por parte del hombre, son usados en espectáculos y en el ejército.
[29] Según otra leyenda, Poseidón convenció a Anfítrite de casarse con él enviándole un delfín.
[30] Otros personajes de la mitología clásica vinculados con la figura del delfín son Arión, Énalo, Falanto o Icadio.
Aprovechando su inteligencia y sus habilidades, estos delfines son entrenados para que realicen comportamientos de acuerdo a señas por parte de sus cuidadores durante entrenamientos intensivos, siempre reforzados con un estímulo positivo, como el juego o la comida.
Muchas de estas actividades son los mismos comportamientos que los animales realizan en vida salvaje.
[33][34] Referencias a la pesca cooperativa entre humanos y delfines pueden encontrarse en estudios del filósofo romano naturalista Plinio el Viejo.
Allí los pescadores forman una hilera de hombres y/o canoas paralela a la costa, esperando que aparezcan los delfines.
La pesca solo comienza cuando uno o más delfines nariz de botella (Tursiops truncatus) persiguen a los peces hacia los hombres.
Esta forma de terapia ha sido fuertemente criticada por no tener beneficios a largo plazo y por estar basada en observaciones defectuosas.