José Clemente Orozco

“Su obra se inscribe dentro de la corriente expresionista”[4]​ del siglo XX.[6]​ Con una frecuente “inclinación hacia lo grotesco”,[7]​ pero también pintando “una representación bien visible de lo sublime”,[8]​ Orozco abordó asuntos como la Conquista de México, la Independencia y la Revolución Mexicana, la tecnología moderna del siglo XX, el autoritarismo y la mitología, entre otros.[10]​ En 2010 el MoMA presentó una gran retrospectiva de su obra, siendo la tercera a un artista mexicano y la sexta a un latinoamericano después de Diego Rivera (1931), Cándido Portinari (1940), Roberto Matta (1957), Manuel Álvarez Bravo (1997) y Armando Reverón (2007).Cuando José Clemente Orozco tenía dos años, su familia se mudó de Zapotlán (hoy Ciudad Guzmán) a Guadalajara y después a la Ciudad de México.[11]​ Cerca de su casa había una imprenta en donde se hacían los grabados de José Guadalupe Posada, ahí conoció su obra y sus grabados lo llevaron a interesarse por la pintura.En 1897 lo enviaron a estudiar a la Escuela Nacional de Agricultura, que estaba en esa época en el Convento de San Jacinto (en San Ángel, Ciudad de México), y aunque Clemente no estaba interesado en la agricultura, logró ganar dinero dibujando mapas topográficos.[17]​ Al año siguiente viajó por Estados Unidos, vivió en San Francisco y en Nueva York pintando carteles.En 1923 se casó con Margarita Valladares, con quien tuvo tres hijos: Clemente, Alfredo y Lucrecia.De la parte superior bajan unas manos que otorgan a la humanidad unas lenguas de fuego que simbolizan la conciencia, según el historiador Justino Fernández.En Nueva York, ciudad que visitaba por segunda vez, se dedicó a trabajar y exhibir sus obras.En 1930-31, Orozco realizó unos murales en la New School of Social Research de Nueva York.[21]​ A su regreso a México en 1934, Orozco realizó el gran tablero rectangular del Palacio de Bellas Artes titulado Katharsis, situado frente al de Diego Rivera: El hombre en la encrucijada.Gracias a las gestiones del escritor Agustín Yáñez y del exgobernador José Guadalupe Zuno, el gobernador Everardo Topete, del estado de Jalisco, invitó a Orozco a pintar decoraciones en la capital de ese estado.Otro tema se refiere a las riquezas nacionales; los productos de la tierra, metales preciosos y petróleo están bajo protección de la bandera mexicana y del jaguar, símbolos nacionales.[17]​ Hacia el año 1946, integró junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, la comisión de Pintura Mural del Instituto Nacional de Bellas Artes.Ese mismo día se llevó su féretro al Palacio de Bellas Artes y se hizo guardia de honor junto a él.Estos muralistas mexicanos anticiparon las tendencias neorrepresentativas o neoicónicas que se dieron hacia 1960.En 1947, el escritor y animador cultural Antonio Castro Leal resumió así el legado de Orozco:No es Orozco un pintor fácil y consolador, sedante y complaciente; todo el gran arte de nuestro tiempo perdió ya, acaso para siempre, esas características.Este mundo tan revuelto, tan confuso y trágico, en ningún pintor de nuestro tiempo alcanza expresión más desgarradora e inquietante que en José Clemente Orozco.[26]​ Los títulos están tomados de José Clemente Orozco: Pintura y verdad[27]​.La técnica de todos es fresco, salvo cuando se mencione otra cosa.Antigua capilla del hospicio fundado en Guadalajara en 1810 por el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas.Mostró gran interés por los temas sociales, por ello sus obras reflejaban la cotidianidad del mundo subalterno, cabarets, bares.Resaltó la geometrización en sus figuras y empleó tanto la monumentalidad como el gigantismo en sus obras.
José Clemente Orozco
José Clemente Orozco
José Clemente Orozco
José Clemente Orozco
Orozco, escultura de Rafael Zamarripa
Orozco, escultura de Rafael Zamarripa
Prometeo del Pomona College (1930)
Sepulcro de José Clemente Orozco en la Rotonda de las Personas Ilustres .
Monumento a José Clemente Orozco en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres .
Frontis de la Casa del Arte José Clemente Orozco, construida en Chile en 1963