Sus conquistas se extendieron sobre Media, Lidia y Babilonia, desde el mar Mediterráneo hasta la cordillera del Hindu Kush, con lo que creó el mayor imperio conocido hasta ese momento.
Este duró más de doscientos años hasta su conquista final por Alejandro Magno (332 a. C.).
[13][14][15] Esta opinión ha sido criticada por algunos historiadores occidentales[16] por considerar que se ha malinterpretado[17] el carácter genérico del Cilindro como una declaración tradicional que los nuevos monarcas hacen al comienzo de su reinado.
Pero es probable que ya se utilizase Susa, otro antiguo centro urbano de Elam, como capital alternativa.
Según Heródoto, Ciro se rebeló contra el soberano medo Astiages, a quien logró deponer luego de recibir el apoyo de Harpago, comandante del ejército medo.
Ciro tomó entonces Ecbatana, la capital de Media, y trasladó su tesoro a Persia.
No obstante, se pueden encontrar reseñas antipersas en las tradiciones, probablemente de origen medo, recogidas por el historiador griego Ctesias.
Creso, rey de Lidia, era cuñado del depuesto Astiages, por lo que existía una alianza matrimonial entre ambos reinos.
Entonces, Creso cruzó el río Halys y se enfrentó con Ciro en Pteria.
Los símbolos cuneiformes que representan el reino conquistado parecen poder interpretarse como «Lidia».
Existe un problema sobre cuándo fueron conquistadas las provincias orientales del Imperio, en Asia central, que corresponden a los actuales Afganistán, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán.
Son mencionadas como satrapías (provincias) persas en 521 a. C. (inscripción de Behistún), por lo que necesariamente formaban parte del Imperio de Ciro (su sucesor Cambises II no pudo haberlas conquistado ya que sus campañas se concentraron en Egipto).
La región de Siria-Judea, que formaba parte del Imperio neobabilónico, fue subyugada pacíficamente.
Ciro permitió el regreso a Jerusalén de las comunidades judías deportadas en Babilonia (Esdras).
Las ciudades fenicias no ofrecieron resistencia, y se estableció una especie de protectorado.
El dato es con toda probabilidad correcto, ya que se ve en parte corroborado por la Crónica de Nabonido, a pesar de que esta no menciona explícitamente a Casandana.
Según la misma fuente, Creso fue quien cruzó el río Halys y atacó a Ciro, quien solo se habría defendido.
Ciertas regiones como Cilicia, Licia o las ciudades griegas y fenicias parecen haber poseído un elevado grado de autonomía a nivel local.
Los judíos de tiempos del profeta Isaías proclamaron a Ciro[23] como su Mesías (Cristo), siendo el único no judío, título que Alejandro Magno no llegó a poseer, según los relatos de la Biblia.