La Crónica de Nabonido declara que Nabonido envió a su hijo Baltasar para evitar el avance del ejército persa, sin embargo, ya superado en número fue traicionado por Gobrias, gobernador de Gutium (Asiria), quien cambió sus fuerzas hacia el lado enemigo.
[9][10] La redacción de la crónica implica que Nabonido habría estado presente en Sippar cuando llegaron los persas.
[10] Su destino final no está claro, pero según Berossus, historiador babilónico del siglo III a. C., Nabonido fue salvado y se exilió en Carmania, donde murió años más tarde.
La crónica hace notar que el ejército conquistador protegió los templos más importantes de la ciudad.
Su primera parte relaciona eventos que pueden verificarse desde otras fuentes; sin embargo, la última parte, particularmente cuando se trata del decimoséptimo año de Nabonido, es especialmente halagador para Ciro, incluyendo un relato sobre el pueblo de Babilonia dándole la bienvenida a la ciudad extendiendo ramitas verdes ante él.
Por eso es posible que las historias sobre Ciro hayan sido contadas (y embellecidas) por la sociedad de la corte persa y que éstas hayan sido la base de los textos griegos.
En 7.5.25, Gobrias comenta «esta noche toda la ciudad se entrega a la juerga».
Y así, abriéndose camino por la ruta más rápida, pronto se encontraron frente al palacio del rey.
(27) Ahí el destacamento bajo Gobrias y Gadatas encontró las puertas cerradas, pero los hombres designados para atacar a los guardias corrieron sobre ellos mientras yacían bebiendo alrededor de un fuego ardiente, y se encerraron con ellos allí mismo.
(29) Gadatas y sus hombres, al ver que las puertas se abrían de par en par, entraron corriendo, pisándole los talones a los otros que se arrancaron otra vez, y los persiguieron a punta de espadas hacia la presencia del rey.
Se dice que los judíos inicialmente asumieron a los persas como libertadores.
[27] Aunque los judíos nunca se rebelaron contra la ocupación persa,[28] se mantuvieron activos bajo el periodo de Darío I consolidando su poder,[29] y bajo Artajerjes I,[30][31] sin tomar las armas, ni tomar represalias contra el gobierno.