Muchas deidades, mitos y escritos religiosos babilónicas son singulares a esta cultura, por ejemplo, el dios babilónico, Marduk, patrono de la ciudad, reemplazó a Enlil como dios supremo del panteón mitológico.
[1] La religión babilónica se centraba de forma oficial en la adivinación y la magia.
Por eso, entre otros, se celebraban con gran importancia y participación las fiestas del año nuevo Akitu.
Para evitar las acciones nefastas se protegían mediante amuletos, exorcismo o magia.
El saqueo o destrucción de los ídolos era considerado como una retirada del patrocinio divino.