Adivinación en Mesopotamia

La adivinación en Mesopotamia era una forma de comunicación con los dioses que permitía comprender mejor los misterios del mundo.

En segundo lugar, también existía la creencia en los presagios transmitidos directamente por los dioses mediante sueños o por medio de profetas.

La adivinación era un complemento de las creencias mesopotámicas según la cual los dioses presidían los destinos humanos y tenían un conocimiento global que les permitía informar a los hombres sobre el futuro y permitirles tomar medidas (generalmente rituales) para modificarlo si les era desfavorable.

Para ello, se necesitaban especialistas capaces de identificar o solicitar y luego descifrar estos mensajes enviados por los dioses.

En cualquier caso, es un objeto de estudio esencial para el conocimiento del medio intelectual mesopotámico.

Las fuentes sobre la adivinación mesopotámica son relativamente abundantes, pero están distribuidas de forma muy desigual en espacio y tiempo.

Los tratados técnicos y las colecciones de series adivinatorias son las fuentes más numerosas sobre la adivinación mesopotámica.

También se han hallado este tipo de textos en otros yacimientos asirios (Nimrod, Sultantepe) o babilónicos (Uruk).

Aquí, el mensaje divino apunta a un futuro ineludible, sin dejar la posibilidad de una alternativa.

Su escasa presencia en los textos sumerios podría indicar que el desarrollo de esta disciplina es tardío, más bien ligado a las poblaciones semíticas, y tenía inicialmente un aspecto principalmente popular, imponiéndose progresivamente en los círculos de poder.

Al igual que otros conocimientos y técnicas, la adivinación no se consideraba una creación humana, sino una práctica enseñada a los hombres por los dioses.

La adivinación, desde el punto de vista mesopotámico, debe entenderse por tanto, en un sentido amplio, como una forma de comunicación con lo divino, que podía utilizarse para : La naturaleza de la documentación, elaborada esencialmente para el poder real por las élites intelectuales de los reinos, hacía que se destacase la información relativa a los asuntos de los reinos (asuntos militares y diplomáticos, administrativos y religiosos), y menos las cuestiones pertenecientes a la esfera privada, que sin embargo se traslucían en los tratados técnicos, que a veces proponían una interpretación diferente para un presagio según se dirigiese al rey o a un hombre común.

[28]​[29]​[30]​ En efecto, según lo que se desprende de los textos mitológicos mesopotámicos, si las deidades asignaban el destino de los humanos, porque ellas (o más precisamente el dios supremo, Enlil o Marduk según la época) sostenían y escribían las tablillas del destino que decidían el futuro, este futuro siempre podía reescribirse mientras no se cumpliese.

Este es sobre todo el caso del bārû (derivado del verbo que significa "ver" ; sumerio equivalente máš-šu-gí-gíd), que suelen traducirse como adivinos, pero en realidad suelen aparecer en los textos como especialistas en hepatoscopia, secundariamente en lecanomancia y libanomancia.

En la corte asiria, los presagios astrológicos eran interpretados por los sabios, cualquiera que fuera su especialidad teórica: bārû, exorcistas (āšipu), lamentadores (kalû), sacerdotes, e incluso un alto dignatario civil, el escriba principal.

[40]​ En la Asiria tardía, los intérpretes de sueños se llamaban šabrû (masculino) y šabrâtu (femenina).

[41]​ La gran cantidad de documentación escrita relativa a la adivinación desenterrada en los yacimientos mesopotámicos del II milenio a. C. y, sobre todo, del I milenio a. C. indica la importancia que este fenómeno adquiría en la sociedad mesopotámica.

Las cartas también muestran que un arúspice y un intérprete de sueños podían utilizarse para la misma cuestión.

[49]​ La adivinación, una disciplina documentada casi exclusivamente en el ámbito erudito mesopotámico, se basaba esencialmente en un método deductivo y era objeto de mucha reflexión por parte de los eruditos mesopotámicos, que buscaban mejorar su capacidad para predecir las voluntades divinas.

Las otras formas están menos atestiguadas por los textos, pero es posible que estuvieran en boga entre la población, porque eran más sencillas en principio y menos costosas, pero no han sido muy documentadas porque no interesaban a las élites políticas y letradas.

La hepatoscopia, la adivinación mediante la observación del hígado de un animal sacrificado, generalmente un cordero, era la forma más importante de adivinación en la antigua Mesopotamia, la tarea más importante del especialista en el arte adivinatorio por excelencia, el bārû.

[63]​[64]​[65]​[66]​ Otro tipo de adivinación relacionado, la extispicina, consistía en leer el futuro en las entrañas de un animal, y a menudo se escudriñaban al mismo tiempo los pulmones, a veces también el corazón, los riñones, las vértebras.

[69]​[70]​ Las consultas hepatoscópicas y sus resultados se habían recogido además en textos llamados tāmītu, procedentes principalmente de yacimientos neoasirios.

[73]​ La adivinación astral, entendida en un amplio sentido ya que se refiere a los movimientos visibles en el cielo como movimientos de la luna, el sol, los planetas, las estrellas, los fenómenos meteorológicos (viento, lluvia, rayos) y a los fenómenos geológicos (terremotos), adquirió una importancia creciente en la adivinación mesopotámica, hasta convertirse en la disciplina oracular más importante en el primer milenio antes de Cristo, aunque la idea de que los astros determinan los destinos humanos es probablemente muy antigua.

[74]​[75]​[76]​ El papel de los astros como reflejo de la divinidad se afirma desde los primeros tiempos, ya que varios dioses mayores tienen un aspecto astral (Sin-la Luna, Ishtar-Venus) o se asimilan a un planeta (Marduk con Júpiter, por ejemplo).

Posteriormente continuó desarrollándose en Babilonia (Uruk, Babilonia) en la segunda mitad del primer milenio a. C., y la ciencia astral (que combinaba la adivinación celeste, la escritura del horóscopo, las observaciones astronómicas y la astronomía matemática) se convirtió en la principal disciplina académica de las fases finales de la civilización mesopotámica.

[78]​[79]​ Los astrólogos observaban el cielo nocturno para identificar la evolución de los astros en el cielo (salidas, puestas, conjunciones, oposiciones), si seguían su trayectoria regular o se apartaban de ella y cuál era su aspecto.

Los presagios oníricos adoptan diferentes formas: podían ser sueños en los que el dios se aparecía directamente y pronunciaba un discurso inequívoco, generalmente al rey (ya sea que se le apareciese a él o a uno de sus súbditos), y que por lo tanto se consideraban de importancia primordial, y se asemejaban al profetismo; otras veces eran sueños más o menos insólitos, que debían ser descifrados para extraer un presagio.

Los adivinos especializados en la interpretación de los sueños eran los bārû, pero también los šā'ilu/šā'iltu y los šabrû/šabrâtu, que parecen estar específicamente vinculados a la oniromancia.

El profetismo era una forma de adivinación atestiguada en varios lugares del antiguo Oriente Próximo, y Mesopotamia no fue una excepción.

Un adivino y su ayudante preparan un animal de sacrificio con fines de adivinación (hepatoscopia) . Detalle de un relieve del Palacio Noroeste de Nimrud, siglo IX a. C.
Tabla del tratado de astrología Enūma Anu Enlil, tabla 56: presagios extraídos de la observación de las estrellas errantes. Uruk III s. a. C. Museo del Louvre
Tablilla del Manual del adivino . Ninive , siglo VII a. C., British Museum .
Un adivino- bārû y su asistente preparan un animal para un sacrificio adivinatorio. Detalle de un bajorrelieve del Palacio Noroeste de Nimrod ( Asiria ), s. IX a. C. Museo Británico .
Tablilla que informa del hallazgo de un "presagio de la caída de Acad" tras una consulta de hepatoscopia en Mari , siglo XVIII a. C. Museo del Louvre .
Modelos de arcilla de hígados adivinatorios utilizados para la formación de adivinaos, Siglo XIX a. C.-Siglo XVIII a. C., Mari (ciudad) , Museo del Louvre .
Tablilla que informa de una consulta hepatoscópica en Nínive , 651 a. C., para saber si las tropas del País del Mar se unirían a una revuelta contra Asiria . Museo Británico .
Tablilla circular que representa un planisferio celeste que indica la posición de las constelaciones observadas en la noche del 3 al 4 de enero de 650 en torno a Nínive . Museo Británico .
Tablilla de efemérides que informa de las apariciones nocturnas de Venus durante 24 años. Museo del Instituto Oriental de Chicago .
Fragmento de la quinta tabla de la serie Šumma izbu , siglo IV a. C.-siglo II a. C. Metropolitan Museum of Art .
Tablilla de presagios sobre la observación de gotas de aceite en el agua ( lecanomancia ). Período paleobabilónico (c. 2000-1600 a. C.). Museo Británico .