Las marismas de Mesopotamia comprenden los humedales situados al sur de Irak y en parte, al suroeste de Irán, zona donde se aproximan y confluyen los ríos Éufrates y Tigris, en la Baja Mesopotamia.
Las marismas presentan un nivel de aguas freáticas elevado, predominando los terrenos pantanosos.
Debido a la ubicación geográfica y a los factores ecológicos del Creciente Fértil, un área fértil en forma de media luna que abarca desde las cuencas del Nilo, en Egipto, hacia el norte a lo largo de la costa mediterránea de Palestina e Israel, y hacia el sur de nuevo a lo largo del Éufrates y el Tigris hasta el Golfo Pérsico, las civilizaciones fueron capaces de desarrollar extraordinarios programas agrícolas y tecnológicos para la época.
La agricultura surgió prontamente en el Creciente Fértil por la existencia, en grandes cantidades, de cereal silvestre y especies nutritivas y fáciles de domesticar.
[4] Las marismas se han recuperado parcialmente pero la sequía, junto a la construcción de represas aguas arriba y la irrigación intensiva en Turquía, Siria e Irán han dificultado el proceso.