Batalla de Opis

Babilonia era la última potencia de Asia occidental libre del dominio persa.

Ciro fue proclamado rey de Babilonia y sus territorios, incorporando el Imperio babilónico al persa.

Controlar Opis permitía circunvalar dicha barrera y abrir el camino a la capital.

[5]​ Aunque la crónica es fragmentaria, la sección que relata el último año del reinado de Nabónido –539 a. C.– se halla casi intacta.

[10]​ La crónica no proporciona detalles del curso de la batalla, las fuerzas enfrentadas o las bajas que hubo.

La identidad del jefe babilonio no se menciona aunque la tradición ha supuesto que era Baltasar, el hijo de Nabonido.

[15]​ Maria Brosius interpreta la matanza como una acción punitiva, «buscando hacer un escarmiento de una ciudad que intentara resistir al ejército persa».

Aun así, la batalla demuestra que el régimen babilónico intentó evitar la invasión de Ciro.

La derrota en Opis parece haber acabado con cualquier resistencia seria a la invasión persa.

[12]​ Su destino final es incierto, pero, según el historiador babilonio del siglo III a. C. Beroso, fue perdonado y exiliado en Carmania, donde falleció años más tarde.

Jenofonte proporciona un relato similar pero más elaborado, afirmando que Ciro cavó una gran trinchera alrededor de la ciudad para desviar el río y hacer su lecho franqueable por el ejército persa.

Heródoto, Jenofonte y el Libro bíblico de Daniel todos afirman que los babilonios fueron sorprendidos mientras celebraban un festival.

[22]​ Beroso presenta una crónica diferente: afirma que Ciro venció a Nabonido, quién «huyó con algunos otros y se atrincheró en Borsippa.

Heródoto sólo menciona el primer levantamiento de Babilonia en el que Zopiro conquistó la ciudad para Darío y omite el segundo.

El fuerte carácter anti-Nabonido de estos documentos, que acusan al rey anterior de antojadizo y descuidado con los dioses, sugiere que sus autores –la élite sacerdotal babilonia– estaban enemistados con Nabonido y quizá celebraran la conquista persa.

Ruta de la invasión persa de Babylonia, septiembre–octubre de 539 a. C.