La primera película catalana fue Plaza del puerto en Barcelona, de Alexandre Promio.
[1] De la llamada «Escuela de Barcelona», experimentalista y cosmopolita, destacan Vicente Aranda, Jaime Camino, Pere Portabella o Gonzalo Suárez, que realizarían sus obras maestras ya en los 80.
Pero Barcelona no es, ni mucho menos, la única ciudad de Cataluña donde existe actividad cinematográfica.
Pero Barcelona no es, ni mucho menos, la única ciudad de los Països Catalans donde existe actividad cinematográfica.
Ya antes de la Primera Guerra Mundial se instalaron algunos cineastas italianos que fueron aumentando -desgraciadamente sin respetar la misma proporción cualitativa- a consecuencia de la neutralidad española durante el período bélico.
marcharse directamente a Hollywood, con breves estancias en Francia, pero sin que ninguno de ellos se afincase en España.