Batalla del río Lico

El encuentro, que tuvo lugar cerca del río Lico, en Jonia (actual Turquía), se saldó con una fácil victoria romana con pocas bajas para estos.[6]​ Su plan era provocarlo y vencerlo antes que llegara[7]​ el procónsul de Asia, Lucio Licinio Lúculo.En consecuencia, le perdieron el respeto a su comandante porque ya no era más que un ciudadano privado.[17]​ Sin embargo, el ejército sólo lo acompañó hasta un punto donde el camino conectaba con una ruta que llevaba a Capadocia, luego tomó rumbo al Oeste sin esperar orden; las legiones reclutadas por Valerio desertaron por completo al saber de su desmovilización.[8]​ Según Dion Casio les exigía mucho pero nunca supo ganar su afecto con muestras de cariño, entregándoles honores o repartiendo el botín.[21]​ Mitrídates VI aprovechó para reconquistar y fortificar todo el Ponto e invadir Capadocia, devastándola sin que ni Lúculo, Acilio o Marcio hicieran algo por defenderla.Fingió estar molesto al principio, pero en realidad estaba feliz,[28]​ pues la isla no era importante para él.Alarmado, Mitrídates VI intentó negociar una tregua,[30]​[31]​ pues, mientras estaban en Ponto, un país devastado por Lúculo y donde había pocas provisiones, muchos de sus soldados desertaron.El monarca capturó a los que pudo y los quemó vivos, los crucificó o les sacó los ojos.[2]​ El procónsul exigió que entregara las armas y a los desertores romanos, pero en el campamento del rey había demasiados romanos y estos temían su suerte de ser entregados, lo mismo los guerreros de otras naciones, pues no querían luchar sin ellos.[42]​ Dion Casio dice que monarca se retiró porque su ejército era más pequeño, devastando todo a su paso en una táctica de tierra arrasada, pero cuando Pompeyo avanzó hacia Armenia,[43]​ debió marchar ahí también para evitar su conquista.[37]​ Apiano afirma que el rey, debilitado por las pocas provisiones, se retiró y dejó a las legiones entrar en Ponto, esperando debilitarlas al estar en un país tan devastado, pero Pompeyo fue previsor, estableciendo fuertes cada 25 kilómetros para proteger a las caravanas que le trajeran suministros desde el mar.[45]​ No existe un único relato de la batalla y las fuentes disponibles difieren vastamente, por lo que se han puesto por separado.[54]​ Cuando los pónticos entraron sin tomar precauciones, creyendo que los romanos ya no les seguían, el procónsul atacó.[55]​ Los trompeteros tocaron sus instrumentos y los soldados gritaron, golpeando sus lanzas con sus escudos o sus implementos de bronce con las rocas.[58]​ La situación era caótica, pues jinetes, carros de guerra y carromatos se amontonaban, haciéndolos blancos fáciles para herir.[60]​ Muchos pónticos murieron aplastados o pisoteados por sus compañeros y tanto arqueros como jinetes, sin espacio para luchar como debían, era víctimas fáciles.[62]​ Sin saber bien dónde estaban sus enemigos, los pónticos armados lanzaban golpes al aire o se acercaban demasiado a las sombras.Los amigos del rey lo instaron a luchar, pero él no quiso e hizo retroceder al enemigo con su caballería.A la jornada siguiente tomó una fuerte posición en una colina por donde se podía subir solo por un camino, destacando una avanzada de 4 cohortes para defenderlo.Las avanzadillas de ambos ejércitos entablaron pequeñas escaramuzas y algunos jinetes pónticos se unieron a la lucha sin sus monturas ni órdenes, pero al ver que venían refuerzos para las avanzadillas romanas, estos jinetes decidieron volver a su campamento por sus monturas.[5]​ Mitrídates VI cargó con 800 jinetes contra el enemigo, pero pronto se dispersaron y quedó con apenas 3 compañeros.[70]​ Pronto reunió a algunos jinetes y 3.000 infantes[69]​ con los que huyó al fuerte Simorex o Simora, donde había acumulado un gran tesoro.
Busto de Pompeyo.
Mapa de las campañas del año 66 a. C.. En rojo los movimientos de Lúculo y Pompeyo y en verde los de Mitrídates VI.
Busto de Mitrídates VI.