En los años siguientes, Mitrídates I expandió su dominio por el Ponto y libró continuos combates contra los seléucidas.
[9] Fue sucedido por su hijo Ariobarzanes y enterrado en un mausoleo real ubicado junto a Amasya, la capital inicial del reino.
[10] En cambio, los libros de Plutarco afirman que las generaciones entre Mitrídates I y VI del Ponto fueron ocho.
Ptolomeo aprovechó los problemas internos de los seléucidas para iniciar la Primera Guerra Siria en el año 274 a. C. contra los seléucidas, con la pretensión de seguir extendiendo sus dominios en Siria y Asia Menor, lo que le llevó a enfrentarse a varios estados, entre ellos el Ponto.
Egipto continuó controlando algunas ciudades del sur de Anatolia, sin seguir influyendo decisivamente en la región.
En 220 a. C. inició una guerra contra la rica ciudad griega de Sínope, que contó con ayuda enemiga enviada desde Rodas.
La aventura militar terminó en fracaso, y por esta época Capadocia se independizó del Ponto bajo su rey Ariarates IV.
Los rodios, protectores de ésta, enviaron una embajada a Roma protestando por la agresión, pero no obtuvieron resultado.
[18] Se acordaron negociaciones en Pérgamo, pero no obtuvieron resultado y las demandas de Farnaces fueron rechazadas.
Con los recursos necesarios y un ejército capaz, inició un programa de expansión principalmente en la dirección opuesta a los dominios romanos.
Extendió su poder por las costas septentrionales del mar Negro donde, seis siglos antes, se habían establecido ciudades griegas en lo que es ahora la Península de Crimea, formando el Reino del Bósforo, al que tomó como protectorado en el año 115 a. C. por su incapacidad de defenderse ante las incursiones escitas.
El Ponto pasó a controlar Capadocia, Bitinia y la provincia romana de Asia.
[26] En el año 88 a. C., tras la rápida y exitosa expansión del Ponto, gran parte de la Grecia continental que estaba igualmente explotada por Roma apoyó a Mitrídates VI.
[27] Roma contraatacó enviando a Lucio Cornelio Sila que logró recuperar Beocia, cercar El Pireo y Atenas.
Mientras, en Grecia, Sila tomó Atenas en el 86 a. C., se enfrentó a las fuerzas pónticas en Queronea y Orcómeno, derrotándolas ambas veces.
Las derrotas pónticas y los cambios políticos habidos en Roma propiciaron una situación desfavorable tanto para Sila como para Mitrídates.
Murena se quedó en Asia al mando de dos legiones que durante la guerra habían formado parte del contingente dirigido por Cayo Flavio Fimbria.
Murena acusó a Mitrídates de estar rearmando sus ejércitos e invadió el Ponto.
[31] César tuvo noticias de los hechos en Egipto e inició la marcha hacia el Ponto para enfrentarse a Farnaces.
Tras la campaña, Julio César pronunció sus famosas palabras en el Senado: veni, vidi, vici, en alusión a la rapidez y totalidad de su victoria.
Tras su muerte en 41 a. C., Galacia siguió controlando la mitad oriental del Ponto durante algunos años, con reyes títeres impuestos por Roma hasta su anexión definitiva en el año 63 y su unión a la provincia de Galacia-Capadocia.
Ya en el año 295, Diocleciano estableció cuatro provincias: Paflagonia, Diospontus, Ponto Polemaniaco, y Armenia Menor.
A comienzos del siglo IV, se volvió al sistema de dos provincias: Diospontus y Ponto Polemaniaco, permaneciendo así hasta el Imperio bizantino.
En el ámbito militar, también se extendió la influencia griega, introduciéndose la utilización de las falanges por todo Oriente, en combinación con las viejas costumbres iranias como montar a caballo y el arco, artes que debían dominar los reyes del Ponto.
[34] El Reino del Ponto se caracterizó por una marcada distinción entre la clase rural y la urbana.
Las ciudades costeras estaban plenamente helenizadas; en cambio, sólo se puede especular que en algunas zonas rurales penetró la civilización griega.
Esto también afectó a la concepción e idea de la realeza, que se vio envuelta en círculos griegos cada vez más influyentes y poderosos, terminando por adoptar las pautas de educación y los criterios sucesorios que predominaban en las grandes dinastías macedonias.
Entre los otros dioses indoiranios reverenciados en el Ponto se incluye Mitra, deidad solar asociada a la nobleza y los guerreros.
El Ponto, junto con Partia, fue uno de los refugios principales del mazdeísmo, la vieja religión persa.
El criterio parece basarse únicamente en la opinión real, sin tener en cuenta a la nobleza ni al ejército.