Estrabón, el único autor antiguo que dedicó un relato al país, exageró notablemente sus dimensiones.
A la muerte de Alejandro, el Imperio se repartió, recayendo Capadocia en Eumenes, que reclamó sus derechos, hechos efectivos por el regente Pérdicas.
Sin embargo en 322 a. C. estalló la primera Guerra de los Diádocos, que enfrentó a Pérdicas y Eumenes con una amplia coalición.
En 320 a. C., Antígono levanta el sitio y reconoce a Eumenes como tributario, obligado por los acontecimientos de Macedonia.
En 301 a. C. se pone fin a la cuarta guerra de los Diádocos, con un nuevo reparto del Imperio, correspondiendo sobre el papel Capadocia a Seleuco I, pero que, sin embargo, de momento queda independiente, al proclamarse rey Ariarates II.
Roma acudió en su ayuda, manteniendo en el trono a Ariobarzanes I, pero la situación no se estabilizó hasta que fueron sometidos los reyes del Ponto y Armenia.