Batalla de Barranca Seca

Ese día 6, en la mañana, entraron a Puebla las brigadas O'Horan y Carbajal, que el día anterior habían sido destacados por el general Ignacio Zaragoza hacia el rumbo de Atlixco o Izúcar de Matamoros, para fijar a la partida reaccionista del general Márquez e impedir que esta se uniera a los franceses en esos días; y por la tarde, hizo su estrada procedente a México, la Brigada Antillón, constituida por elementos de la Guardia Nacional del Estado de Guanajuato, que había sido enviada por el gobierno general, para reforzar al cuerpo de Ejército de Oriente (estas últimas tropas, aun cuando habían forzado su marcha, no pudieron llegar antes a Puebla).

Antes de partir a Orizaba, el general reaccionario le ordenó al general José Domingo Herrán, que tomara el mando de las tropas y que pasara la noche en Potrero, para continuar al día siguiente sobre Orizaba.

Como sabía que sus adversarios le eran muy superiores en número, Tapia envió a uno de sus ayudantes ante el general Zaragoza para pedirle que le mandara unos mil hombres de infantería como refuerzo, con los cuales creía poder batir a sus enemigos.

Las tropas de Márquez se componían de unos dos mil quinientos jinetes distribuidos en dos divisiones; la división "Vacario" que mandaba el general Juan Vicario, formada por dos brigadas al mando de los coroneles Juan Vacario hijo y Ponciano Castro y la división "Marquez" compuesta también de dos brigadas, al mando del general José Domingo Herrán y del Coronel José G. Campos.

Para oponerse a sus adversarios, los reaccionarios también se desplegaron formando su línea de batalla en la forma siguiente: al centro la división "Vicario"; como ala derecha, la brigada "Herrán" y como ala izquierda la brigada "Campos".

El ala izquierda del dispositivo mexicano fue envuelta y arrollada después de una lucha encarnizada, por lo que el General Tapia se vio en la imprescindible necesidad de ordenar la retirada, la que se efectuó más tarde, con grandes pérdidas.

los batallones "Hidalgo" y zapadores, que formaron la columna del centro, se replegaron por la cordillera situada al sur de la Cañada de Acultzingo para ir a salir al Puente Colorado.

Afortunadamente en aquellos momentos comenzó a obscurecer y con las sombras de la noche cesó la persecución.

Las bajas sufridas por los franceses y tiradores fueron pequeñas (cerca de doscientos hombres entre muertos y heridos), en relación con las que tuvieron los republicanos (unos mil cien hombres entre muertos, heridos y prisioneros), particularmente en dispersos, pues estos dejaron en poder de aquellos cerca de ochocientos prisioneros.

Leonardo Márquez , Comandante en jefe de las fuerzas reaccionarias