[7] En su camino a Cerralvo, la columna que había salido de Monterrey fue hostilizada constantemente por el general republicano Jerónimo Treviño.
[8] Pese a salir airosos de sus encuentros con los republicanos, los imperialistas perdieron contacto con Monterrey y Matamoros.
En Cerralvo dejó al coronel Ruperto Martínez con 600 jinetes para hacer creer a de Tucé que sitiaría esa plaza.
[8]Para efectuar dicho avance, el general Olvera dispuso que los carros del convoy fungieran como parapeto.
[12][15] Las columnas republicanas avanzaron pecho a tierra sin hacer un solo disparo[12][15]mientras la caballería permanecía oculta en un pequeño bosque.
[12]Cuando estuvieron a tiro de fusil, Escobedo ordenó el ataque: los republicanos abrieron fuego sobre la tropa imperialista, pero tras una sola descarga iniciaron el combate con arma blanca.
[16]Por su parte, los imperialistas simularon un ataque por la izquierda mientras preparaban dos columnas de infantería para cargar por la derecha y envolver a los republicanos.
[12] En la retaguardia, tras los carros del convoy formados en círculo, la contraguerrilla estadounidense se batía contra los republicanos.
[2] Cuando esto sucedía, Escobedo dio la orden para que atacara la caballería, pero Treviño se había adelantado y cargó contra el flanco izquierdo de los imperialistas.
[17] Además del propio convoy, cuyos recursos serían usados para el esfuerzo de guerra republicano.
[19]En el camino varios batallones de la Legión Extranjera desertaron y salieron con rumbo a Estados Unidos.