El coronel Pierre Joseph Jeanningros al mando de la Legión Extranjera y tras recibir información sobre la movilización de tropas mexicanas en la zona decidió mandar a la 3.ª compañía del primer batallón bajo el mando del capitán Jean Danjou para hacer reconocimiento y, si contactaban al convoy, proporcionarle escolta.
Dentro de la hacienda los legionarios se parapetan y abren aspilleras en las paredes para hacer fuego.
El sargento le comunica que están rodeados por "miles" de enemigos.
Les expuso que si se rendían les respetarían la vida, a lo que el capitán Danjou contesta por medio de un sargento: "Ni hablar de rendirse, tenemos cartuchos".
Minutos más tarde, a las nueve, la caballería mexicana realiza una carga sobre la hacienda, pero los legionarios los hacen retirarse.
En este combate muere el Capitán Danjou, el mando es asumido por el Teniente Jean Vilain de 27 años.
Un sargento legionario contesta: "Váyase a la mierda, usted, sus mexicanos y su coronel".
A las dos de la tarde el teniente Vilain es abatido por francotiradores mientras atravesaba el patio.
Los legionarios están equipados con rifles monotiro de avancarga: el fusil Minié 7.
Los mexicanos tienen armas anticuadas, que consisten esencialmente en rifles de pedernal.
Los heridos fueron trasladados a los hospitales de Huatusco y Xalapa, donde recibieron asistencia médica.
En 1892 se erigió un monumento en el lugar del combate en el que rezaba una inscripción en latín, pero el estado de abandono del memorial hizo que en 1948, el coronel Penette mandara levantar otro inaugurado en 1963 en el que figura la misma inscripción en francés:[3] El 30 de abril, durante todos los años el gobierno francés celebra ceremonias en memoria de los caídos con un desfile militar.