Según nos relata la historia, la Virgen en forma incógnita se presentó en 18 oportunidades, de las cuales, en la aparición decimotercera, le ordena a Bernardita que construya una capilla en su nombre para que fuesen los peregrinos en procesión.
Esta petición fue denegada por el padre Peyramale, párroco de Lourdes en esa época, por no saberse el nombre de esta misteriosa dama, el cual fue revelado a Bernardita en la aparición decimosexta.
Estos acontecimientos, que causaron gran impacto fueron reconocidos por la Santa Sede el año 1862, dicha gruta se hizo conocida como lugar de peregrinaje y se construyó un santuario el cual actualmente recibe 6 millones de personas al año.
El santuario está conformado por la gruta ya mencionada y la basílica construida por Monseñor Laurence, obispo que acogió las revelaciones hechas a Bernardita por la Inmaculada Concepción.
Este templo fue el primero en Chile dedicado a la devoción de la Inmaculada Virgen María, administrada por los Religiosos Asuncionistas hasta la actualidad.
Su construcción inicial fue terminada en 1893, esta parte constituía el eje lateral, que actualmente es el transepto de la Basílica.
La contextura del edificio se halla depurada y geometrizada al estilo art déco.
En 1958 se inauguró y bendijo esta segunda etapa construida de la Basílica, por el cardenal José María Caro.
Sobre ellas, se apoyan sus correspondientes arquitrabes para conformar el segundo piso y finalmente el acceso a la basílica.
Durante la primera fase de la construcción se planteó una nave principal con un presbiterio y un gran arco del triunfo que lo sostiene.
A mano izquierda solo el confesionario y en el segundo nivel el acceso al campanario.
En el centro, cuatro pilares del doble de espesor que levantan la cúpula.
Estos vitrales sufrieron daños en el terremoto de 1985, y fueron restaurados posteriormente por su autor.