Arco de triunfo

Los primeros arcos de triunfo fueron levantados por los romanos en la Antigüedad y cada uno estaba dedicado a un general victorioso.

El motivo rítmico ABA —de un vano central en forma de arco flanqueado por otros más pequeños— fue adaptado en la arquitectura clásica, particularmente a partir del Renacimiento, para articular los muros de las estructuras.

La tradición se remonta a la arquitectura de la Antigua Roma y se relaciona con la costumbre del Senado de celebrar triunfos romanos a generales especialmente exitosos, mediante votación.

Escipión el Africano construyó otro fornix en la colina Capitolina en 190 a. C., y Quinto Fabio Máximo Alobrógico construyó uno en el Foro Romano en 121 a. C.[2]​ Ninguna de estas estructuras ha sobrevivido, por lo que parecen haber sido estructuras temporales y se sabe poco sobre su aspecto.

En el siglo II los arcos se erigían para celebrar otros acontecimientos, como el arco de triunfo que queda en Ancona, erigido por una ciudad agradecida para festejar las mejoras de Trajano en su bahía.

Al llegar el siglo IV, treinta y seis arcos de triunfo pueden trazarse en Roma.

Arcos posteriores se construyeron con mármol de alta calidad, con un gran arco central en el medio, su techo tratado como una bóveda de cañón, y a veces dos arcos más pequeños, uno a cada lado, adornado con un completo orden arquitectónico, de columnas y entablamento, enriquecido con bajorrelieves simbólicos o narrativos.

[3]​ Las prácticas romanas del triunfo cambiaron significativamente al comienzo del periodo imperial, cuando el princeps Augusto decretó que los triunfos y honores triunfales debían limitarse a los miembros de la familia imperial; en la práctica, esto significaba el emperador reinante o sus antecesores.

Arco romano ( Arco de Bará ). España.
Fachada norte del arco de triunfo romano de Medinaceli , Castilla y León (España)- Probablemente del año 2.