Armida (Lully)

Armida es una ópera en la que el deber militar, auspiciado por la Gloria, escapa a la Pasión.[2]​ Su frecuencia en las parodias teatrales, verbales y musicales, junto a la polémica que giró en torno suyo en la Querella de los bufones, confirman su perdurable popularidad en todos los niveles sociales.Para Francia, nación anclada en las convenciones del teatro clásico de Racine y Corneille, no era fácil aceptar el modelo de ópera italiana ofrecido por el mecenazgo del Cardenal Mazarino.Desde entonces, este espectáculo se convierte prácticamente en anual hasta la muerte del compositor en 1687 y queda definido por los rasgos de la tragédie lyrique.La alusión un "monstruo", finalmente vencido por el héroe, se interpreta por algunos autores[2]​ como una referencia al Edicto de Nantes, revocado en 1685.Armida entra en la conversación con un simple recitativo que modula de manera expresiva al relativo menor.Este, responsable de los prisioneros cristianos, les anuncia que un guerrero indomable los ha liberado a todos.Este guerrero es Reinaldo y la maga Armida e Hidraote salen en busca de venganza.El escenario se sitúa en un desierto Armida se declara incapaz de odiar a Reinaldo, en el aria individual con acompañamiento instrumental "Ah!, si la liberté me doit être ravie" ("¡Ah!A continuación les declara a Fenicia y Sidonia que ella se avergüenza demasiado como para disfrutar de su amor, dado que necesitó de la magia para ganárselo: una recurrente frase cadencial insiste "Hélas!En otra aria individual, "Venez, venez, Haine implacable" ("Ven, ven, Odio implacable") sobre una salvaje sucesión de notas repetidas en la línea del bajo, Armida llama al Odio para que la libere de su amor; la invocación y el sucesivo diálogo entre Armida y el Odio son acompañados en su totalidad por la orquesta.Con un divertimento pastoral, Lucinda, la dama por la que suspira el Caballero danés, (junto con otros demonios disfrazados) intenta seducir a este, pero Ubaldo utiliza un cetro mágico para hacerlos desaparecer.Acto seguido, Melisa, la dama amada por Ubaldo, intenta seducirlo a su vez, pero el Caballero danés le arrebata el cetro de las manos y lo utiliza para hacer desaparecer la alucinación, (usando algunas de las frases musicales utilizadas anteriormente por Ubaldo en circunstancias similares).Tras esto, los dos caballeros juran no abandonar su propósito y cumplir con éxito su misión.Mediante un pasional dúo se producen mutuas declaraciones de amor, que poco sirven para tranquilizar a Armida.Reinaldo siente compasión por ella, pero le dice que la Gloria requiere devolver el amor recibido y se marcha.El célebre monólogo final, acompañado en todo momento por la orquesta, comienza con el aria "Le perfide Renaud me fuit" ("El pérfido Reinaldo me abandonó") y continúa con un recitativo; ésta es la única de las tragedias de Lully que finaliza íntimamente, y no con un divertimento o con una escena de conjunto.Un ejemplo paradigmático es el fragmento "Enfin, il est en ma puissance" ("Al fin, lo tengo en mi poder").", "je fremis","tiemblo", "je soupire","suspiro"), en un registro, perfil e intensidad menor que muestran la debilidad de Armida al no verse capaz de acometer el crimen contra su amado.Todo esto se ve intensificado por la importancia que tiene la pausa o el silencio para marcar la fuerza expresiva del texto.Entre otras razones, alegaba en su contra que el perfil armónico de la escena giraba pobremente en torno a mi menor.
Renaud et Armide François Boucher . Museo del Louvre
La destrucción del palacio de Armida . Jean Bérain . París, Bibliothèque de l'Opéra .