Querella de los bufones

Si el ballet bouffon —que podría representar una obra de Rameau como Platée (1745), una tragédie en musique— concedía ya un lugar a los elementos cómicos (asonancias en «oi» imitando el canto de las ranas, etc.), era en tanto que elementos paródicos del género.

Por el contrario, la ópera bufa no se contentaba con parodiar el género serio sino que producía ya un tipo de comicidad original, muy popular y bastante próximo a la farsa y a la comedia de máscaras.

Entre ellos nació una verdadera querella panfletaria que animaría los círculos musicales de la capital francesa hasta 1754.

Alemanes como Frédéric-Melchior Grimm y el Baron d'Holbach estaban entre los más fervientes partidarios de la ópera italiana.

El argumento del padre Castel se asentaba en el hecho de que entonces, para la corte real, sólo Francia podía pretender ser la nación dominante en Europa.

Además, para la parte «francesa» la risa provocada por la ópera cómica era considerada como nociva porque hacía perder la maestría y era contraria a la razón, mientras que la parte «italiana» hacia un llamado al arrebato y a la emoción.