Tragédie en musique

La ópera italiana (en tres actos) tendía a poner en valor la música, y sobre todo el canto solista (el «bel canto») mientras que la «tragédie lyrique» es concebida como un espectáculo completo que quiere poner en igualdad el conjunto de sus componentes: el texto (en verso), los decorados, el vestuario, la música, la danza, las «machines», las luces, etc.

Permanece sin embargo exclusivamente francés incluso aunque algunos de sus componentes hayan encontrado eco en el extranjero —y notablemente la famosa «ouverture à la française» adoptada por Purcell, Haendel, Bach y otros.

La muerte de Luis XIV condujo a dejar el género un poco aislado: la Régence vio florecer formas más joviales, menos solemnes, menos afectadas: opéra-ballet, pastorales… Estaba ya anticuada, cuando Rameau, genio tardío y solitario, le vuelve a dar lustre mientras se prepara la confrontación con la ópera italiana de la que la Querelle des Bouffons será la manifestación tangible.

Rameau, aunque conservó los elementos introducidos por Lully, renovó completamente el estilo musical: fue así, paradójicamente, criticado a la vez por aquellos de sus contemporáneos que consideraban la «tragédie lyrique» como un género anticuado, y por aquellos que le reprochaban la gran modernidad de su lenguaje musical.

Igual sucede con otros compositores, como André Campra, Marin Marais, Jean-Marie Leclair, Marc-Antoine Charpentier o Jean-Joseph Mouret.